Si las elecciones generales en España fueran esta misma semana, el Partido Popular ganaría los comicios de nuevo, pero sufriendo un descenso que va del 33% de intención de voto en enero, pasando al 31,5% en abril, a la vez que el PSOE se reforzaría, pasando del 18,6% al 19,9%. Eso le permitiría recuperar la segunda plaza, que poseía Unidos Podemos –junto a En Comú Podem, En Marea y Compromís– a principios de año, pasando ahora del 21,7% al 19,7%. Ciudadanos sería el partido que más se reforzaría, aumentando del 12,4% al 14,9% su apoyo. Así lo revela el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para el mes de abril –llevado a cabo entre los días 1 y 8 de abril–, que se ha hecho público este martes.

La cuestión es que la corrupción relativa al caso Lezo no queda cuantificada en la muestra sobre si pasó factura al PP, ya que esta trama estalló a finales del mes de abril. Eso sí, el plazo de estudio coincide con juicios por corrupción como el caso Gürtel y los intentos continuados de Cs que su pacto en materia de regeneración con Mariano Rajoy se cumpliera. Ejemplo es que entonces estalló el conflicto en Murcia, donde la formación naranja retiró su apoyo a Pedro Antonio Sánchez, el presidente del PP, investigado por corrupción. A continuación, el partido de Albert Rivera se alió con Unidos Podemos y el PSOE para poner en marcha la comisión por la financiación presuntamente irregular de los populares, lo que les podría haber favorecido. Asimismo, el Gobierno constató su debilidad al ser tumbado el mes antes el decreto de la estiba por el Congreso.

En el espectro de la izquierda, la brecha abierta como consecuencia del proceso de primarias no estaría perjudicando a la formación socialista. Entonces el exsecretario general del PSOE, Pedro Sánchez, hacía dos meses que había presentado su candidatura con una apuesta clara por el derecho a decidir, sin referéndum. La semana anterior, incluso, la presidenta andaluza, Susana Díaz, había dado el paso de proclamarse candidata en un mitin multidudinario rodeada de la vieja guardia —los expresidentes Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y el exdirigente Alfredo Pérez Rubalcaba.

Por el lado de Unidos Podemos, el partido hacía un par de meses que venía consolidando la estrategia de hacer más política en la calle y desplazar al sector errejonista de la dirección –ejemplo de ello es que actualmente la portavoz en el Congreso es Irene Montero, y no Íñigo Errejón–. Esto llegaba como consecuencia del triunfo de las tesis de Pablo Iglesias, tras la asamblea de Vistalegre II, de apostar por la radicalización del discurso y dejar de lado la tendencia más orientada a la transversalidad de su antes número dos. En cuanto al peso de En Comú dentro del porcentaje del espectro morado, esta formación se mantiene estable, con un leve descenso que va del 3,8% en enero, al 3,7%

En el espectro independentista, el PDeCAT recupera un ligero porcentaje de intención de voto –antes 1,7%, ahora, 2%– y ERC disminuye ligeramente -del 3% al 2,9%–. Aquí destaca el hecho de que la semana anterior su antiguo líder, Francesc Homs, había abandonado el escaño del Congreso por su inhabilitación, como consecuencia del 9-N. De este modo, juntos ganarían igualmente las elecciones a los comunes, aunque el líder mejor valorado sigue siendo Xavier Domènech.