Tener un avión oficial a la entera disposición de uno no solo es un privilegio al alcance de muy pocos, como el rey Felipe VI o el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sino que además el vuelo incluye, a cargo del contribuyente, servicios de càtering y cafetería. La compra de estos productos, además, pasa por un complejo trámite de adquisición que especifica muchos tipos de alimentos y bebidas, también alcohólicas, incluyendo marcas y presupuestos, con el fin de que los posibles proveedores puedan optar a ser los encargados de suministrarlos.

Como ya ha pasado en otras ocasiones, el contrato actual, según avanza hoy El Confidencial Digital, incluye una gran variedad de bebidas alcohólicas para uso y disfrute de los pasajeros, entre los cuales no hay ni una sola entrada para el cava o el vino catalán.

Todo ello se halla en el contrato “suministro de productos misceláneos embarcados en los sistemas de armas T.18 y T.22 del Ejército del Aire”, que tiene de presupuesto 40.000 euros sin impuestos y sucederá al actual, con vigencia hasta el 31 de diciembre de este año. Los sistemas de armas T.18 y T.22 son los identificadores del Falcon 900 usado por el presidente del Gobierno y el Airbus A380 que utiliza el rey de España.

Refrescos, aperitivos y bebidas alcohólicas

Entre los 106 artículos especificados figuran refrescos, desayunos y aperitivos, pero llama la atención el capítulo dedicado a las bebidas alcohólicas, por la especificidad de tipos y marcas que se demandan. Así, siempre según el medio citado, en el capítulo de vinos se exige que estos sean de las denominaciones de origen Ribera del Duero, Rioja, Toro y Albariño, con precios que van desde los 6 a los 30 euros —sin incluir IVA— y que solicitan explícitamente vinos de reserva o crianza en la mayoría de casos y de bodegas concretas como Pago de los Capellanes, El Puntido o Yllera.

En el listado pues, no aparecen vinos provenientes de denominaciones de origen catalanas ni aparece la posibilidad de beber cava —tampoco champán— a bordo de los aviones real y presidencial.

De hecho, entre el amplio surtido de whisky, ron, brandy, vodka, ginebra o cerveza apenas aparecen algunas marcas catalanas, como el brandy Torres o la cerveza Voll Damm. La presencia catalana en los aviones oficiales, bajo mínimos.