La presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha declinado asistir mañana sábado al acto del día de las Fuerzas Armadas, en una carta contundente donde pide al ejército que abandone las instalaciones del cuartel del Bruc y donde critica la actitud de Felipe VI con Catalunya.

"Si realmente quieren hacer algún gesto hacia los ciudadanos de Catalunya, empiecen por abandonar las instalaciones del acuartelamiento del Bruc y cedan este espacio a quien realmente se lo merece: los ciudadanos de Barcelona y de Catalunya", señala.

Borràs recuerda en la misiva que el Rey de España es el jefe de las Fuerzas Armadas, y critica su actitud con Catalunya a raíz del referéndum del 1-O. "Desgraciadamente, el discurso que Felipe VI de Borbón pronunció el 3 de octubre no fue el que reclamaban aquellos momentos históricos. No sólo no cumplió su función de arbitrar el conflicto, sino que aplaudió e incluso espoleó la represión contra los ciudadanos que libremente habíamos ejercido nuestro derecho a decidir nuestro futuro como hombres y mujeres libres. Aquel día el jefe del ejército español puso esta institución contra la ciudadanía de Catalunya. Aquel día la monarquía se puso del lado de una concepción nacional excluyente de España y dio apoyo a ideales políticos pretéritos y antidemocráticos", indica.

 

Borràs subraya que como presidenta del Parlament no puede aceptar la posición de Felipe VI, porque se debe "a la ciudadanía que nos ha dado la confianza", y que por eso no asistirá al acto de las Fuerzas Armadas.

Ha insistido también en que mantiene el criterio del referéndum del 2017, y que eso pide estar a la altura. "El año 2017, Catalunya protagonizó un ejercicio de autodeterminación democrática sustentado y legitimado en la razón de ser de toda sociedad que se pretenda democrática: dar la voz a sus ciudadanos para que sean ellos de forma directa quienes decidan su futuro como sociedad, como comunidad de personas libres, como pueblo, como nación. Este reto democrático nos pedía a todos y a cada uno de nosotros estar a la altura. Lo pedía a los ciudadanos, pero también a las instituciones: tanto las catalanas como las españolas", argumenta.

La carta va dirigida al inspector general del ejército español, Fernando Aznar Ladrón de Guevara, que es quien envió las invitaciones.