La policía patriótica y el CNI se enredaron en una batalla campal que acabó estallando en la cara del rey Juan Carlos I. Las notas informativas que el comisario José Manuel Villarejo hacía llegar al ministerio del Interior, y a las cuales ha tenido acceso ElNacional.cat, así lo evidencian y muestran como la información sobre el monarca, pero también sobre magistrados o políticos se acabó convirtiendo en uno de los argumentos centrales de los ataques del policía contra el servicio de inteligencia español. Villarejo, cada vez más asediado por las acusaciones sobre las cloacas del Estado, no dudó en utilizar la información de que disponía como un elemento de presión, hasta el punto que en el 2014, en una de las notas, hace aparecer a "una tal Corinna", en referencia a la amante del monarca Corinna zu Sayn-Wittgenstein, a la cual asegura que tuvo que "abrir cuentas" usando sociedades de Malta. Hacía dos años que el asunto de la relación del rey con Corinna había estallado, a raíz del accidente que sufrió durante un safari en Botswana. La cabeza del monarca, ya en aquel momento, colgaba de un hilo y, finalmente, el mes de junio del 2014 anunció la decisión de abdicar.

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La rivalidad entre la cúpula de la policía —que dependía del ministerio del Interior que encabezaba Jorge Fernández Díaz— y el CNI —vinculado a la vicepresidencia del gobierno de Soraya Sáenz de Santamaría— sobrevuela constantemente las conversaciones grabadas entre Villarejo y el entonces secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. En una nota del 17 de marzo del 2014, además, Villarejo habla de la "gran preocupación" que existe en el CNI ante el hecho que "el CNP [Cuerpo Nacional de Policía] realice, cada vez más y con mayor eficacia, tareas de análisis e inteligencia, unas funciones que los primeros consideran de su exclusiva competencia". Además, el comisario advierte en el texto que el director del CNI, entonces Félix Sanz Roldán, había revelado la existencia de protocolos para "tratar de conseguir el control judicial-policial, especialmente en aquellos asuntos de naturaleza sensible, que afectan a las instituciones del Estado", y reprocha que desde el servicio de inteligencia se intentaba presentar al CNP como un cuerpo "problemático y poco controlable desde el punto de vista sociopolítico".

 

Familiares del rey

En este punto, el comisario denuncia que el CNI, a pesar de los medios y el presupuesto de que dispone, no había sido capaz de detectar situaciones sobre las cuales sí que alertó el CNP y que afectaban a "sectores políticos y/o a los verdaderos intereses del Estado". En el listado de casos que enumera como ejemplos, cita el sumario sobre el caso Urdangarín —entonces en plena efervescencia—, pero también el caso Emperador, sobre blanqueo de capitales.

Curiosamente, utiliza este último caso como "ejemplo clarificador" para explicar que en él "figuran familiares del jefe del Estado, así como empresarios, algunos de ellos igualmente con relaciones con la máxima autoridad". Además, asegura que el CNI, en respuesta a esta situación, prometió que haría un "control de daños del entorno del jefe del Estado" y consiguió que la Fiscalía abriera una pieza separada protegida por el secreto y que mantuvo "bajo control".

Para acabar de redondearlo, en el informe policial elaborado por la Unidad de Asuntos Internos por el caso Emperador aparecía como implicado el hijo del propio Villarejo, lo cual, según asegura el comisario en su informe, se quiso utilizar para amenazarlo.

Villarejo dedica una buena parte de esta nota a denunciar de nuevo lo que describe como un "control de togas" que lleva a cabo el CNI para controlar a jueces y fiscales; y dispara también contra la Guardia Civil, una institución que desde los servicios de inteligencia se considera, según él, "más fiable, por ser parte del ejército y, por lo tanto, portadores de una disciplina más manejable". El objetivo del CNI, según Villarejo, es "desestabilizar" al CNP. De hecho, el comisario reprocha que el CNI utiliza la proximidad que él mantiene con la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, para denunciar que la información que llega al partido es "tergiversada" y no es "contrastable ni controlable".

Aparece Corinna

El aviso del comisario no debió conseguir su objetivo, dado que Villarejo, en su siguiente nota, del 11 de mayo del 2014 y bajo el título Filtración de información sensible del CNI, decide ir más allá y hace aparecer a la amante de Juan Carlos I, Corinna Larsen. Lo hace al referirse precisamente a la filtración de una intervención suya como agente encubierto, con el nombre de Javier Hidalgo; habla en tercera persona, pero con un mensaje que los destinatarios del texto pudieron entender perfectamente. En este segundo documento, Villarejo lamenta que se ha revelado la intervención de "un abogado llamado Javier" en el pago de un rescate de seis millones de euros provenientes de los fondos reservados del Estado a terroristas de Isis que habían secuestrado a dos periodistas de El Mundo. De los seis millones, al final, solo cuatro llegaron a los terroristas, el resto se quedaron "en el entramado de intermediarios", según explica. Acto seguido, Villarejo desliza en el texto el nombre de Corinna.

"Lo preocupante de todo ello es que la identidad del tal Javier, así como las actividades en las que habría intervenido, entre otras, abrir cuentas para una tal CORINNA usando sociedades de MALTA (...) pueda ahora estar en conocimiento de periodistas indiscretos e incluso de sindicalistas policiales que podrían caer en la tentación de presentar la correspondiente denuncia, la cual, al margen del daño político que se causaría, tendría que conocer de ella la Audiencia Nacional, en concreto el magistrado que actualmente se habría inhibido en Emperador", remacha.

Precisamente, aquel año el CNI había encargado a Villarejo recuperar unos documentos en manos de Corinna que "afectaban a la seguridad del Estado", según aseguró en un juicio celebrado en el 2021 por denuncia falsa y calumnias contra Sanz Roldán, del que fue absuelto. Por lo tanto, la relación del excomisario con Corinna acababa de empezar y la referencia que introducía en su informe adquiría un claro tono de advertencia.

El pulso de Villarejo con el CNI continuó a lo largo de los años y acabó llegando a los tribunales en diferentes instancias, incluida una denuncia en la Audiencia Nacional cuando estaba encarcelado en Estremera, donde denuncia investigaciones prospectivas y con dispositivos que permiten seguimientos "sin el más mínimo orden judicial", además de acusar al servicio de inteligencia de destruir pruebas de las reuniones que mantuvo con responsables del Gobierno en las que se le encargaban actividades utilizando su empresa familiar. Ninguna de estas denuncias ha prosperado.

Finalmente, la vinculación que acabó construyendo Villarejo con Corina se convirtió en uno de los principales elementos de presión que el comisario jubilado utilizó para intentar escapar de la persecución judicial a que finalmente se ha visto sometido. El verano de 2018, la policía encontró en casa del comisario jubilado audios de dos conversaciones, fechadas en 2015 y en 2016, que mantuvo y grabó con el empresario Juan Villalonga y Corinna Larsen. La examante del rey identificaba a los testaferros del monarca en cuentas en paraísos fiscales, y explicaba cómo entraba dinero en metálico en España. Al final, Juan Carlos I se ha librado de cualquier proceso judicial para aclarar el origen de su fortuna y de la acusación de blanqueo de capitales, tanto en el Estado español como en Suiza.

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