José María Aznar jugaba en su casa: la FAES. Por lo tanto, las normas del juego las marcaba él. De esta manera, este lunes ha reaparecido el expresidente español moderando una mesa redonda en torno a Europa. A partir de aquí, el exdirigente conservador ha decidido alertar sobre la "desintegración" de España a la que llevan los socios de Pedro Sánchez. En cambio, no ha tenido ningún mensaje directo ni indirecto sobre las revelaciones del caso Kitchen que afectan a su partido. El único mensaje, si se puede leer así, ha sido su silencio al respecto.

En su speech inicial, Aznar ha metido baza, denunciando que España no tiene ni "un gobierno solvente" ni "un proyecto fuerte", sino "un gobierno cuya fortaleza radica en las limitaciones de la aritmética parlamentaria". En este sentido, ha lamentado que, en caso de seguir así, "nuestro país tendrá plaza en el vagón de cola de Europa durante mucho tiempo y con malas consecuencias". Ha cargado contra el gobierno de coalición, un gobierno "dogmático" basado en la "propaganda" y el populismo.

"El resultado es una política excéntrica en la que opciones muy minoritarias y nada comprometidas con el interés general de España tienen un poder de decisión absolutamente desproporcionado", ha criticado el mismo Aznar que hace dos décadas pactaba con Pujol. Ha insistido en que es "lamentable" que el Gobierno tenga como apoyo una "agrupación excéntrica de partidos" y que sea visto como "un fenómeno de renovación saludable".

El expresidente conservador ha reclamado "fortalecer un estado complejo antes que recrearse en narcisismos de la identidad". Ha advertido a los ciudadanos españoles que "de la desintegración no conseguirán nada positivo".