Ante el aumento del coste de vida desenfrenado que experimenta la ciudadanía desde hace meses, una de las medidas estrellas del Gobierno fue la rebaja de los precios del transporte. Sin embargo, ahora la Comunidad de Madrid ha decidido que no prorrogará la rebaja del precio del transporte de cara al año 2023. Se trata de una medida que en el gobierno de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, le ha salido muy rentable, ya que lo ha financiado con en gran manera con la inversión del Ejecutivo español. A pesar de todo, el año que viene los madrileños volverán a pagar el 100% del abono, en el margen de cómo evolucione la crisis, según informa elDiario.es.

"El descuento del abono fue una medida temporal hasta el 31 de diciembre y acabará el 31 de diciembre", ha expuesto al consejero de Economía y Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty. De manera que el Ejecutivo de Ayuso se desvincula del anuncio de la Moncloa, que hace unos días había apostado para alargar la ayuda.

La decisión de dejar atrás esta medida que rebaja el precio de transporte a los ciudadanos, contrasta con el discurso con que se envuelve el gobierno de Ayuso, el cual defiende a reducción de impuestos para facilitar la vida a la ciudadanía, pero da la espalda al precio del transporte. Cuando, además, era una medida principalmente financiada por el gobierno central.

La sanidad en Madrid, el principal frente de Ayuso

El pasado domingo, decenas de miles de madrileños se manifestaron por las calles de la capital española para defender la sanidad pública y contra la destrucción de la atención primaria que se ha experimentado bajo el gobierno de Ayuso. Al grito de "sanidad pública", "Ayuso, dimisión" o "menos discursos y más recursos", los manifestantes enarbolaron pañuelos blancos, entre los cuales sobresalía un gran muñeco llamado La Pinocha, que reproducía la imagen de la presidenta madrileña. La delegación del gobierno español cifró la participación en 200.000 personas.

Por su parte, Ayuso ha echado pelotas fuera. Si bien ha afirmado que mejorará las condiciones de los médicos, ha tildado el movimiento de la sanidad como "de ultraizquierda". Ha mantenido su tradicional postura beligerante ante cualquier crítica y se ha lavado las manos de nuevo. La presidenta madrileña ha afirmado: "No conozco a un solo madrileño que no esté orgulloso de su sanidad pública. Eso de ayer fue otra cosa donde se mezclaron varios colectivos. En el momento que me llamaron asesina, esta manifestación no era de médicos, o no solo era de médicos con quienes seguiremos negociando todo lo que haga falta. Seguimos con nuestra mano tendida".