La rebaja de los precios de transporte público que el Gobierno anunció en un Consejo de Ministros extraordinario este sábado y que el Govern asumió el mismo día, supondrá que entre los meses de septiembre a diciembre del 2022, los abonos -no se cuentan ni billetes individuales ni billetes de ida y vuelta- tendrán una rebaja íntegra del 50%, lo cual quiere decir un abaratamiento muy sustancial de los precios actuales, con unos precios que, durante la vigencia del decreto anticrisis -de momento, hasta el 31 de diciembre- serán la mitad de los que se pagan actualmente.

Así, los nuevos precios afectarán a los títulos gestionados por la Autoridad Metropolitana del Transporte (ATM), que se verán reducidos al 50%, puesto que aunque el Gobierno decretó una rebaja en este caso del 30%, la Generalitat ya ha dado su conformidad a compensar el resto hasta llegar al 50%. Por eso, y a falta de concretar posibles redondeos, la T-Usual de una zona pasará de costar 40 euros mensuales a sólo 20 euros, mientras que la T-Casual, que ahora cuesta 11,35 euros, tendrá un precio de 5,68 euros. Otros títulos, como la T-Jove trimestral, verá reducido su importe de 80 a 40 euros.

Otro título habitual, la T-Familiar, que permite hacer ocho viajes con una tarjeta compartida por varias personas y que actualmente tiene un precio de 10 euros, pasará a costar 5. La medida también afectará a los títulos no integrados de Rodalies, como el Bonotren de 10 viajes, que pasará del coste actual de 10,25 euros a 5,13 euros, mientras que el abono mensual costará 12,78 euros mientras que ahora tiene un coste de 25,55 euros. Hay que recordar que la rebaja, si no hay cambios, finalizará el 31 de diciembre. Con todo, los billetes de la ATM siempre tienen validez hasta el 1 de marzo del año siguiente.

El Govern lo ve "populista"

Aunque el Govern aceptó el sábado mismo la rebaja decretada por el Gobierno -de un 50% para los abonos de transportes estatales y de un 30% para los de ámbito autonómico- y asumió compensar el 20% que no cubrirá la rebaja estatal, el vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró, consideró que la medida era "populista" y "electoralista". "Bajar el precio del billete es más propio de populistas, de soluciones fáciles, pero no es la solución que se le pide a un político que tendría que ser estadista", afirmó Puigneró el mismo sábado, razón por la cual aprovechó para reclamar al Estado el traspaso íntegro del servicio de Rodalies de Catalunya, ya que "tener un precio del billete razonable es algo importante en materia de transporte público, pero es mucho más importante tener un buen servicio".