La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se ha ofrecido este lunes al presidente de España, Pedro Sánchez, como "alternativa" al nacionalismo catalán y vasco para aprobar la reforma laboral. A pesar de la oferta en la desesperada de Arrimadas, Sánchez no tendría bastante con los nueve escaños de la formación naranja y tendría que buscar, como mínimo, la abstención del partido independentista vasco, el Partido Nacionalista Vasco, si quiere sacar adelante la nueva reforma laboral.

En la rueda de prensa del partido, Arrimadas ha afirmado que la reforma es "un farol" comparada con la que prometió inicialmente el ejecutivo español, pero que a Ciudadanos le haría "pena" que "se pierda la oportunidad de mejorarla". Por eso, y aprovechando que Sánchez, de momento, no tiene el apoyo de sus apoyos habituales (ERC y el PNV), Arrimadas ha ofrecido sus nueve escaños para ser "la alternativa" al nacionalismo. Un gesto estéril, porque el Gobierno seguirá dependiente de los movimientos del independentismo, y a la desesperada, para buscar resonancia mediática para afrontar unas encuestas que auguran a Ciutadans una caída libre.

 

Todo menos el independentismo

Según la líder de Ciutadans, hay un "peligro real" de que la reforma laboral empeore fruto de los pactos de los independentistas que quieren "trocear el mercado laboral". Arrimadas ha dicho que Cs "trabajará para mejorar eso y para parar los pies al separatismo", y "será responsable" para demostrar que Sánchez "siempre tiene a alguien como alternativa" al nacionalismo catalán y vasco.

"No es la reforma laboral que nos gusta", ha dicho, pero "tampoco es la que prometieron" y es "susceptible de empeorar". Contrariamente a otros partidos que están dispuestos a permitir un acuerdo del Gobierno con el nacionalismo, ha dicho, "Cs no está en cuanto peor mejor", sino "con los intereses de los españoles".

La derrota de Cs

Ya hace tiempo que la líder de Ciutadans, Inés Arrimadas, tiene que ver cómo públicamente, los suyos la desprestigian marchándose del partido. Algunos precedentes chalados son Toni Cantó o Lorena Roldán, ambos han hecho el cambio hacia el Partido Popular. Y hay otros perfiles, menos mediáticos pero más importantes en la dirección del partido naranja, que han replicado el camino de estos. Y eso es lo que duele más a una Arrimadas que, hasta y todo para vender que tiene militantes, publica fotomontajes de sus actos donde se maquilla el vacío de la sala cuando habla.

El último ejemplo que ha marcado la estocada, prácticamente final, contra Arrimadas ha sido el caso de Fran Hervías. El 13 de marzo, ahora hace nueve meses, Hervías se daba de baja como militante de Ciutadans, donde había ostentado con mano férrea la secretaría de Organización al lado de Albert Rivera, y dejaba su acta de senador. Lo anunció a twitter con una carta de despido. En ella acusaba la nueva dirección encabezada por Arrimadas de "haber abandonado los valores y principios liberales para convertirse en una muleta a más del 'sanchismo'". Además, rescatando el viejo eslogan de Rivera, aseguró que "España está gobernada, por una parte, que quiere aniquilar el marco constitucional", y los dirigentes de Ciutadans, añadió, "no luchamos ni nos sacrificamos tanto para convertirnos en uno más de esta banda".

Imagen principal: Inés Arrimadas alzando el puño emulando el saludo socialista. Como anillo al dedo, ahora que se ofrece al partido socialista como "alternativa". - Europa Press