En un guion escrito de menos 7 de minutos, Inés Arrimadas ha puesto punto y final a una carrera política de poco más de una década, que la ha hecho pasar por el Parlamento de Catalunya y el Congreso de los Diputados en unos años de máxima convulsión política. Desde la cámara baja, Arrimadas ha dicho adiós vanagloriándose, como gran hito, de su única gran victoria en las urnas, la de las elecciones catalanas del 21 de febrero de 2017, y de haber detenido "un golpe de estado" en Catalunya: "Representé el partido que levantó la voz, que rompió el silencio y que se enfrentó por primera vez con éxito al régimen nacionalista".

En la despedida, la expresidenta de Ciudadanos ha sacado pecho de haber "vencido" al independentismo en las urnas aquel diciembre de 2017, en las elecciones convocadas por la aplicación del artículo 155 de la Constitución y que acarreaban un ambiente caldeado por la resaca del referéndum del 1 de octubre. "Con aquella victoria demostramos que la única vía para vencer el nacionalismo es hacerle frente sin complejos, desmontando sus mantras y sin sucumbir a la tentación del apaciguamiento", ha asegurado desde la sala de prensa, bajo la mirada de su diputado fiel, Guillermo Díaz. En este punto, ha dado las gracias a los catalanes que votaron "con valentía" y "frenaron democráticamente el golpe de Estado del 2017".

Los agradecimientos a Albert Rivera

En la intervención —que no ha aceptado preguntas de los periodistas—, Arrimadas ha reconocido que ha defendido "con firmeza en todos los órganos del partido" que Ciudadanos no se presentara a las elecciones generales del 23 de julio. "Es una decisión difícil, pero es la más responsable para España y la más inteligente para el espacio centro-liberal en nuestro país", ha justificado después de recibir críticas de parte de Edmundo Bal, que tildó de "cobardes" a los miembros de la dirección del partido. De esta manera, ha cerrado la puerta a sumarse a las listas del PP para el 23-J.

En la lista de agradecimientos, ha enumerado una larga lista de menciones, pero también ha dedicado unas palabras de reconocimiento para el dirigente que la descubrió y la ungió como sustituta en el parlamento catalán, en el Congreso de los Diputados y en la cúpula de los naranjas: Albert Rivera. "Él me dio la oportunidad de participar en este proyecto", ha asegurado.

En cualquier caso, Arrimadas no ha explicado a qué se dedicará a partir de ahora —es abogada de formación y ha trabajado de consultora—, y tan solo ha dicho que deja la política "después de haber dedicado los mejores años de la vida a servir el país", "en un momento crucial para la historia de España". "La política tiene que ser solo una etapa y todas las etapas tienen un principio y un final". De esta manera archiva su capítulo en la política la candidata que ha pasado del cielo al infierno en un lustro: de ganar unos comicios en Catalunya a representar un partido que ha quedado prácticamente expulsado de las instituciones.