La soledad que experimentó el miércoles en el Parlament el president, Pere Aragonès, no ha hecho variar su apuesta por la geometría variable. Cuando menos, así lo ha apuntado desde Bruselas donde ha aterrizado a primera hora de este jueves para reunirse con el comisario de Justicia, Didier Reynders. No obstante, mientras Aragonès reanudaba en la capital belga las relaciones con las altas instancias europeas, en Barcelona seguía en plena efervescencia el proceso de mutación del escenario político catalán.

Si el miércoles Aragonès comprobó cómo el voto de Junts, enfundando sin ambages en la camiseta de oposición, contribuía a tumbar el proyecto del Pla Estadístic de Catalunya, este jueves los exsocios se han aliado con el PSC para aprobar una moción contra ocupaciones delincuenciales además de votar una resolución contra la consellera Teresa Jordà, entre otros temas.

Medida a medida

El presidente ha intentado que esta polémica no enturbiara su visita a Bruselas y la primera reunión en la Comisión después de siete años con las puertas cerradas a raíz del veto del Estado. No obstante, no ha podido evitar las preguntas al respecto cuando ha valorado la reunión con Reynders a las puertas de la Comisión. Su respuesta es mantener inamovible la estrategia que se ha fijado y que expuso el martes ante el hemiciclo.

La síntesis es pactar cada votación. "Lo que es importante es que trabajemos medida a medida", ha insistido. Lo que tendría que hacer viable esta salida es el desgaste que para la oposición puede comportar tumbar sistemáticamente todas las propuestas del Govern. "Todas las decisiones que tomamos en todos los ámbitos de responsabilidad se tienen que hacer pensando en cómo afecta a la ciudadanía. Y yo trabajaré para que haya mayorías en este sentido", ha reiterado.

Incoherente e incongruente

ERC no esconde que su estrategia se sustenta en el convencimiento de que, a pesar de contar sólo con 33 diputados de los 135 del hemiciclo, ahora mismo no existe una aritmética alternativa para gobernar, aunque sí existe para bloquear las iniciativas en la cámara. Por esta razón, de momento, la respuesta ante la velocidad con que Junts ha asumido el papel de oposición es sacar hierro a la situación y señalar la contradicción que puede representar para los exsocios tumbar propuestas que ellos mismo han impulsado, como los presupuestos de la Generalitat para el próximo año, elaborados por el conseller Jaume Giró, o iniciativas que esperan los ayuntamientos a las puertas de unas elecciones municipales.

Este miércoles desde Bruselas, la consellera de Exteriors, Meritxell Serret, ha tildado el movimiento de los exsocios de "incoherente e incongruente". Esta supuesta incoherencia es lo que los republicanos confían que obligue a Junts a modular su respuesta, después de un primer momento en que ya habrán demostrado la capacidad de bloquear las iniciativas del Govern.

Pero la perspectiva tampoco aparece tan clara a la plaza Sant Jaume y, de momento, Aragonès evita descartar la posibilidad de un pacto con el PSC para sacar adelante los presupuestos.