Ya hacía tiempo que José Luis Ábalos se había convertido en un alma errante en el Congreso de los Diputados. Últimamente, era habitual verlo pasear en soledad por el patio de la cámara baja con un cigarrillo en los labios. No siempre estaba solo. Dicen la verdad los diputados que estos días aseguran sentir tristeza y dolor al ver cuál está siendo el desenlace de quien fue escudero de Pedro Sánchez y ha acabado convirtiéndose en una bomba de relojería para el Gobierno. Porque hasta hace dos semanas Ábalos todavía conseguía arrancar alguna carcajada en las conversaciones que mantenía con quien decidía hacerle, de vez en cuando, compañía en sus ratos de fumar.

Ábalos, nacido en la valenciana ciudad de Torrent hace 64 años, es el séptimo hijo de Carbonerito, alias del torero republicano Heliodoro Ábalos, conocido durante la guerra civil española por ser un 'rojo'. Aficionado a la bachata y la poesía peruana y colombiana, proviene de una familia modesta. Tuvo que trabajar en una tienda de recuerdos, una tienda familiar de muñecas artesanales y una gestoría para poder pagarse los estudios. Escogió especializarse en Magisterio, pero solo llegó a dar clases a niños de primaria durante unos meses. La política acabaría centrando su vida. Con 17 años ya se afilió a las juventudes comunistas, pero no fue hasta cinco años más tarde que pasaría a formar parte del PSOE.

José Luis Ábalos hizo sus primeros importantes pasos en la vida política siendo asesor del partido en el Ayuntamiento de Valencia, un consistorio en el que acabó siendo concejal entre 1999 y el 2007. Dos años más tarde de acabar su etapa como concejal, en 2009, llega a Madrid. Cinco meses más tarde llega también al Congreso de los Diputados el hombre que le cambiará la vida: Pedro Sánchez. Pero no es entonces cuando los dos empiezan a tener una estrecha relación. Ni siquiera en 2014, por mucho que Ábalos sí que diera apoyo a Sánchez para convertirse en nuevo secretario general del PSOE. Fue en el 2016 cuando se situó a su lado para, junto con Adriana Lastra, conseguir que Sánchez gane las primarias contra Susana Díaz y se convierta en el indiscutible líder socialista.

 

Sánchez paga la fidelidad a Ábalos y lo sitúa como número tres del partido, lo convierte en secretario de Organización del PSOE. Y es el mismo Ábalos quien en 2018 defiende la moción de censura contra Mariano Rajoy impulsada por el PSOE, con Sánchez como candidato. Arrancaba su discurso de esta forma: "Es una moción de censura dirigida a exigir la responsabilidad política del gobierno presidido por Mariano Rajoy" en el caso Gürtel del PP. 'Responsabilidad política' es precisamente lo que el PSOE le reclama ahora mismo a Ábalos, dimitir por haber confiado en Koldo García.

Sánchez, que ha conseguido acabar con Susana Díaz y Mariano Rajoy y establecerse exitosamente en Ferraz y la Moncloa gracias a su escudero, sigue pagando los favores y convierte a Ábalos en un hombre muy poderoso: no solo es número tres del partido, sino que también pasa a ser ministro de la importantísima cartera de Fomento. Llegó, incluso, a negociar con Podemos el primer Gobierno de coalición desde la llegada de la democracia. En enero del 2020 Ábalos se vio inmerso en el caso Delcygate, por haberse reunido en el aeropuerto de Madrid con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que tenía prohibido entrar al espacio Schengen. La justicia archivó el caso.

Y fue en 2021 cuando, en una crisis de gobierno del todo inesperada, Pedro Sánchez inaugura la caída en desgracia de Ábalos y lo fulmina como ministro y como número tres del PSOE. No se han explicado nunca los motivos de su destitución. La única explicación que da hoy el entorno del presidente español es la necesidad de renovar algunos miembros de aquel ejecutivo por el "desgaste" que tenían por haber gestionado la pandemia. Ahora el PP acusa a Sánchez de ser conocedor del caso Koldo, y de haber expulsado entonces a Ábalos por este motivo. ¿Pero entonces, por qué Sánchez vuelve a confiar en Ábalos y lo vuelve a colocar en listas el 23-J? El argumento de los populares es que de esta manera el exministro puede tener calidad de aforado, y disfrutar de mayor inmunidad ante la justicia.

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José Luis Ábalos fumando en el patio del Congreso / Foto: Europa Press

El estallido del caso Koldo ha convertido a Ábalos en un "apestado". Se autodefine de esta manera el exministro, a causa de todas las informaciones que lo envuelven con la trama. Se ha teorizado estos días que Ábalos decide mantener el escaño por una cuestión económica. Él lo niega. La realidad es que actualmente paga 1.500 euros de pensión al mes por sus hijos. Tiene cinco; se ha casado hasta tres veces. Ahora es "un mero peón que se inserta en una batalla sin reglas", con "todo el poder político a su contra", llegó a decir en su rueda de prensa en la que anunciaba que rompía con el PSOE y se marchaba al Grupo Mixto. No quiso entonces contestar preguntas de los periodistas, a pesar de asegurar que tiene "muchas respuestas". Aunque niega que tenga ninguna 'manta' de la cual tirar, Ábalos ha pasado de ser un escudero a una bomba de relojería para el presidente del Gobierno. Ya avisaba Feijóo esta semana en Sánchez: "Está desnudo" y ya hace falta que "tema" la información que puede tener en sus manos quien fue su hombre de confianza.