Dear Mr. Cambray,

Desde mi terraza de la casa de Begur, tomándome un spritz de aperitivo, leo anonadada las últimas noticias que informan de los conflictos que tiene usted con sus trabajadores y trabajadoras. También lo escuché en la radio en el programa del Sr. Basté del pasado jueves día 28 de abril, donde detecté un cierto nerviosismo en sus declaraciones. Con el ánimo de ayudarlo, me atrevo a dirigirle este correo que nunca saldrá a la luz pública a menos que usted también tenga el teléfono intervenido con el Pegasus o nos pase como a la pobre Letizia y su querido "compi yogui". Me llamo Virgínia Fitzpatrick de Bofarull, doctora en Ciencias Políticas y actualmente directora del máster universitario "Mediation, leadership and gender". Mi expertise en relación a estos temas, me viene de familia. Le debo a mi padre, de profesión diplomático y mediador en varios conflictos internacionales por todo el mundo, el hecho de haber crecido oyendo hablar de temas tan graves como la confrontación entre israelíes y palestinos, la hostilidad entre las dos Irlandas y los cruentos enfrentamientos en el País Vasco —al conflicto catalán, el pobre hombre, desgraciadamente, ya no estuvo a tiempo. Por este motivo, no salgo del asombro de qué pasa en este país nuestro, donde tenemos mesas de diálogo que se congelan sin haber funcionado nunca y conflictos laborales, que a pesar de su sencillez y banalidad, se acaban escalando y cronificando. Como le dijo el Sr. Basté, "té molt mala peça al teler", conseller.

¿Porque usted ha reflexionado nunca sobre qué tipo de leadership quiere llegar a practicar? ¿Quiere ser un líder paternalista o proactivo? ¿Autocrático o democrático? ¿Burocrático o transformacional? ¿Carismático o inspiracional? ¿Natural o transaccional? ¿O bien querría usted apuntarse a la última tendencia del llamado leader-coach? Observo desde fuera que quizás tendría que hacer pasos para reconducir su liderazgo, dado que se encuentra en medio de una peligrosa espiral del conflicto. Como a usted le gusta decir, "vayamos a los hechos": desde la óptica de una mediadora cualificada, le detecto attitudes poco acertadas que generan y multiplican los enfrentamientos. Por ejemplo, suele interpretar la conducta del profesorado como una amenaza y se pone a la defensiva, parapetándose detrás de la Brimo. Plantea la negociación con los sindicatos, no como un win-win, sino en términos de ganar o perder con una resistencia numantina. Y también interpreta las recomendaciones del Consejo Escolar y las familias como un cuestionamiento de su autoridad y valía profesional.

Ante este panorama desolador permítame que le sugiera la atenta reflexión sobre el Decálogo de Competencias Básicas que tiene que dominar el buen líder en conflicto. Le ruego que las lea cuidadosamente:

  1. Saber escuchar activamente.
  2. Empatizar con las emociones del otro.
  3. Analizar y comprender la realidad del conflicto y trabajar con los agentes sociales y territoriales para resolverlo.
  4. Saber establecer diálogos constructivos y conversaciones restaurativas.
  5. Practicar la paciencia y dar tiempo para hacer que las cosas pasen.
  6. Pasar del control del otro a la confianza en el otro y abandonar el command-and-control, vulgarmente dicho ordeno y mando.
  7. Entender el conflicto como una oportunidad para crecer.
  8. Saber pasar del me al we, para motivar y facilitar la participación.
  9. Orientarse a las personas para empoderarlas y nunca descalificarlas.
  10. Mostrar respeto y sensibilidad por los gender issues.

¿No encuentra usted que sus actuaciones durante el conflicto parecen contradecir estos principios? ¿Por ejemplo, no me queda claro si ha asistido personalmente a las mesas de negociación, practicando la escucha activa, o ha delegado la tarea a terceros? ¿Cómo piensa resolver el conflicto si constantemente menosprecia a los sindicatos que, nos gusten o no, representan a sus empleados y empleadas? ¿Dónde está su empatía cuando, por un lado, afirma entender el agotamiento físico y emocional postpandémico que sufre el profesorado, pero, por la otra, no atiende las demandas laborales de todo el colectivo? Si a todo eso añadimos sus imposiciones como el calendario escolar o la inminencia de los nuevos decretos educativos, aplicados caiga quien caiga, no se ve por ninguna parte su confianza en los y las docentes a quienes acusa de ser resistentes al cambio y a quienes tiende a descalificar constantemente. ¿Se ha propuesto nunca usted ser un agente facilitador que permita la participación de sus subordinados y subordinadas en la transformación que quiere impulsar? No sé si sabe que la gestión democrática pide tiempo y paciencia, y que querer correr demasiado, aunque usted diga que es bueno para el alumnado, puede acabar provocando un efecto adverso no deseado. Cuando oigo sus plurales mayestáticos en frases como "nos tenemos que decir" y "tenemos que hacer que las cosas pasen", me pregunto si de verdad está contando con los otros o es un mero ejercicio retórico que esconde su discurso me. Usted dice que ha venido "a gobernar, no a gestionar" y quizás sí que ustedes gobernarán, pero no convencerán. ¿Cómo conseguirá su horizonte educativo si nadie lo acompaña en su sueño?

En la misma entrevista del Sr. Basté y en el Parlament de Catalunya usted calificó el scratching, ocurrido el pasado lunes en el paraninfo de la universidad, como un acto incívico, irrespetuoso, violento y poco de acuerdo con actitudes esperables del profesorado. No le discutiré que a mí también me parecieron cuatro profeflautas, pero permítame que le exprese mi perplejidad sobre sus afirmaciones porque, en realidad, estas protestas populares son manifestaciones de manual de una voluntad de resistencia y desobediencia no violenta. Mire si no está interpretando sesgadamente la realidad, ya que sus críticas me recuerdan mucho las actitudes que el deep state español tuvo con la desobediencia no violenta del 1 de octubre y con las protestas por la sentencia del procés. You remember them, don't you? Cuando menos, eso es el que mi padre, may he rest in peace, habría pensado. ¿Se lo ha mirado desde esta perspectiva? ¿No se da cuenta de hasta qué punto criminaliza la reivindicación no violenta? De aquí a que la Brimo identifique a los participantes solo hay un pasito y peligroso hacia una democracia vertical y orgánica. Me parece que le puede ir bien releer el libro The force of non-violence: an ethico-political bind de nuestra última Premi Internacional Catalunya, concedido por su gobierno republicano, a la Sra. Judith Butler. De paso, se podrá poner al día sobre aspectos relativos a las cuestiones de género, porque me parece que le convendría entender que el modelo heteropatriarcal de liderazgo ha quedado ya periclitado y ahora se impone un estilo comunicativo, verbal y no verbal, mucho más próximo a una sensibilidad gender fluid.

Espero que mi correo desinteresado lo ayude a refrenar la rabieta que ha supuesto romper unilateralmente las negociaciones por haber hecho del tema una cuestión personal. Deseo también haberlo acompañado en la tarea de pulir su capacidad de liderazgo. Sin embargo, if I can be of further assistance, please do not hesitate to contact me discreetly.

 

Yours sincerely,

 

Virgínia Fitzpatrick de Bofarull