Ustedes recordarán las imágenes escalofriantes de 200 corderos y caballos quemados cuando en julio de 2019 la Ribera d'Ebre sufrió un gran incendio. Su propietario era Pere Jornet, un ganadero de la Torre de l'Espanyol, a quien se le quemó la granja. Quizás recordarán también la olada de solidaridad, entre otros, de otro ganadero, de Prats del Lluçanès, que puso en marcha la campaña Rebrotem, para ayudar a Pere. Se llamaba Abel Peraire. Y es un tipo fornido, divertido y hablador.

Es el mismo Abel Peraire propietario de El Soler de n'Hug, donde se encuentra la masía en la que Jordi Sànchez y Pere Aragonès cerraron el fin de semana pasado el acuerdo de investidura y de gobierno. Él lo supo un cuarto de hora antes, que se reunirían en su casa. Se lo dijo su hermano, Isaac, que, para más datos, es vicesecretario general de vertebración territorial y partido abierto de ERC y fue alcalde de Prats de Lluçanès.

El cordero de El Soler de n'Hug se ha hecho célebre a estas alturas porque se ve que Nani Roma le ha dicho a Toni Clapés que es el mejor del mundo. Y el radiofonista de Rac1 quiere saber si puede ir a comerse unas chuletas. Objetivo por el cual llamó a Abel Peraire. Está invitado.

Pero, con la misma energía con que Abel Peraire invitó Toni Clapés a devorar unas chuletas de cordero, el payés explicó un tanto emocionado que al día siguiente del acuerdo ERC-Junts per Catalunya, fue él quien sufrió un incendio en su explotación. Falló el sistema eléctrico de un tractor y el fuego afectó al cobertizo donde se guarda el alimento del ganado y la maquinaria necesaria. Le hacen falta 100.000 euros. Pues bien, ya está en marcha una campaña para ayudarle.

Mientras los políticos de ERC, Junts y la CUP compartan prisión, exilio y represión, es muy difícil que el independentismo no acabe pactando

Más allá de la lección paulocoheloniana que dice que si ayudas a los demás, una día te ayudarán a ti, el incendio en el lugar de los hechos no debería ser el precedente de una legislatura que nos lleve a los tiempos del Dragon Khan, del Tutuki Splash o de la Ratafia, porque diría que tanto Pere Aragonès como Jordi Sànchez se han aplicado aquella máxima de Manuel Fraga que dice que ni tutelas ni tutías, ni de Oriol Junqueras ni de Carles Puigdemont.

Ahora bien, es, justamente, la prisión de Junqueras y el exilio de Puigdemont lo que, al fin y al cabo, ha obligado a estos enemigos íntimos a entenderse. Mientras los políticos de ERC, Junts y la CUP compartan prisión, exilio y represión, es muy difícil que el independentismo no acabe pactando. Por muchas discrepancias estratégicas que tengan. Y no sólo por el gobierno en prisión y exilio, sino por los cientos de represaliados, no lo olviden. Mientras haya una sola causa pendiente, no hay otro gobierno posible. Por lo tanto, el cambio de escenario no lo generará un indulto a los presos. Sería necesario, en todo caso, una amnistía general, que no parece que vaya a existir nunca.

Sólo había dos salidas. O pacto o elecciones, porque un gobierno tripartito clásico con el PSC es ahora mismo imposible. Por los dos lados, pero especialmente por ERC. Decía Xavier Sardà ayer en Can Basté que no verá nunca un gobierno que no sea éste. No estoy de acuerdo. Si los socialistas quieren volver a gobernar Catalunya y no sólo ganar, ya saben que sólo podrán hacerlo si se resuelve el actual conflicto político. O si rompen la mayoría absoluta, claro.