Tal día como hoy del año 410, hace 1.612 años, en Roma (entonces capital del Imperio romano de Occidente); el rey visigodo Alarico y su guardia personal secuestraban a Gala Placidia (388-450), hija del emperador romano Teodosio I (347-395) y de su segunda esposa Gala, y hermanastra del emperador Honorio y del futuro emperador Valentiniano III. Su secuestro se produjo en el contexto del saqueo de Roma a manos de los ejércitos visigodos. El rey Alarico se la llevó como rehén para garantizar el cumplimiento del pacto según el cual los visigodos abandonaban Roma: la concesión de su establecimiento en las provincias Narbonense y Tarraconense.

Después de la muerte de Alarico (a finales del 410), los visigodos entronizaron a Ataúlfo, cuñado del difunto; que se casó con Gala Placidia para suavizar las relaciones con Roma. Ataúlfo y Gala Placidia condujeron al pueblo visigodo al sur de los Pirineos, y lo establecieron sobre el territorio que, más tarde, sería Catalunya. Pero no escogieron Tarragona como la capital de su reino; sino que se decidieron por Barcelona, que por primera vez se convertía en sede regia. Uno de los motivos de aquella elección sería la composición sociológica de aquellas ciudades: mientras Tarragona era una urbe oligárquica y gentrificada; Barcelona era un activo núcleo de fabricantes y de negociantes más inclinados al pacto.

El reinado de Ataúlfo y Gala Placidia fue muy efímero: tan solo una semana después del establecimiento de la sede regia en Barcelona, Ataúlfo fue asesinado por orden de un magnate de la nación visigoda nombrado Sigerico, que lo había acusado de ceder excesivamente a las presiones de los romanos (por influencia de su esposa), y de poner en riesgo el pueblo visigodo. Según algunas fuentes, también en Barcelona nació el único hijo de la pareja, que fue nombrado Teodosio, en honor al padre de Gala Placidia, pero que murió prematuramente poco después del asesinato del rey Ataúlfo. Después de aquel regicidio, Gala Placidia fue apartada del poder y humillada públicamente.