El 1 de diciembre de 1994 la Policia de la Generalitat de Catalunya - Mossos d’Esquadra empezaba el despliegue territorial por toda Catalunya asumiendo las competencias de seguridad ciudadana. La primera comisaría se instalaba en Vic, aunque desde el año 1991 ya hacían tareas de apoyo a las policías locales o haciendo reconocimiento del territorio en las comarcas del Baix Ebre, Montsià y la Vall d'Aran.

En aquel momento el Cuerpo de Mossos d'Esquadra estaba formado por unos 1.700 agentes. Sus funciones se limitaban a la custodia y la vigilancia de las nueve prisiones catalanas ―unos 700 agentes― y a la vigilancia de las infraestructuras de la Generalitat y las sedes oficiales del Govern, al servicio de escolta o como miembros de las brigadas de vigilancia del juego, la salud pública, el patrimonio histórico y los menores.

El origen de los Mossos viene de mucho más lejos ―como explicaba en este diario hace unos meses―. El 21 de abril de 1719 es la primera fecha donde se habla de las Esquadres de Paisans Armats allá por la Guerra de la Cuádruple Alianza. El Cuerpo de Mossos d'Esquadra es el cuerpo policial de naturaleza civil más antiguo de Europa y este año celebra su Tricentenario, la primera fuerza de policía profesional en Catalunya y pionera en todo el Estado.

La primera promoción de los Mossos fue en el año 1983, justo después de aprobarse la ley 14/1983 con la que se creaba la Policía Autonómica de la Generalitat de Catalunya. Quien me lo recuerda a menudo es Miquel Sellarès, el primer director general de Seguretat Ciutadana de la Generalitat de Catalunya, una de las personas con más conocimiento sobre la policía catalana y sobre el nuevo modelo de seguridad que le conviene al país. Un hombre con un sentido de Estado extraordinario y un patriota ejemplar.

La ley 10/1994 de la policía de la Generalitat - Mossos d'Esquadra suponía la recuperación de la Generalitat republicana en la defensa de la legalidad democrática y de las instituciones de autogobierno, la rúbrica a la refundación de la policía catalana en el sentido moderno del término, un paso decisivo en el proceso de reconstrucción de la identidad nacional de Catalunya.

El reto de los Mossos en Osona era mayúsculo, pero la ilusión, las ganas y la fuerza de aquella policía joven era inmensa! Los Mossos como la policía ordinaria e integral en sustitución de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en Catalunya.

El Cuerpo de Mossos d'Esquadra es el cuerpo policial de naturaleza civil más antiguo de Europa y este año celebra su Tricentenario

Pep y Albert así me lo explican, dos de los mossos que "abrieron" la comisaría de Vic. Mientras hablo con ellos noto la ilusión, la fuerza y la pasión del primer día: "Todos éramos chavales de entre 22 y 25 años, solteros o casados, pero sin hijos, con toda la vida por delante. Todo era nuevo para nosotros, la mayoría veníamos de hacer 8 horas en las garitas de la Modelo y, de repente, allí te veías, patrullando por en medio de la plaza de Vic, donde recibías con orgullo la admiración de los ciudadanos... ¡Fuimos unos auténticos privilegiados!". Y Pep añade: "Cuando íbamos a los servicios parecíamos pardillos porque no lo habíamos hecho antes. Si preguntabas a los responsables de turno tampoco te ayudaban mucho más, nos enfrentábamos todos a una nueva realidad, pero la verdad es que lo suplimos con ilusión, predisposición y ganas de aprender, y así conseguimos salir adelante. Éramos conscientes de que estábamos escribiendo la historia de los Mossos y la gente de Osona nos lo puso muy fácil, nos acogieron formidablemente. Fue una mezcla de orgullo y responsabilidad", concluyen.

"Domènec Aguilar fue indispensable. Él siempre se llevaba la emisora a casa y, cuando escuchaba cualquier incidente, fuera de noche o de día, por muy inhóspito que fuera el lugar, allí aparecía él para intentar poner paz y solucionar el incidente. Él fue clave en que la cosa funcionara en Vic, como también el papel de Josep Sala, Víctor Badet o Toni Alcantara", comenta Albert.

En Osona se puso en práctica el modelo de la "policía de proximidad": menos cuarteles y más patrullas en la calle para conseguir una rápida intervención en el lugar del incidente. Un modelo que divergía con el de la Guardia Civil o la Policía Nacional, con poca presencia en las calles. Y la ciudadanía así lo entendió cuando eran los Mossos quienes se dirigían a casa para tomar la denuncia, ¡y además en catalán!

El 9 de enero de 1995 Osona acogía los últimos mossos llegando a la cifra total de 149 agentes. La experiencia en Osona fue primordial para poder finalizar el despliegue de los Mossos por toda Catalunya, con la llegada, el 2008, al Camp de Tarragona y a las Terres de l'Ebre.

Seguramente, poco se imaginaban aquellos mossos en Vic en lo que se convertiría el Cuerpo de Mossos d'Esquadra, un cuerpo policial moderno, eficaz y con competencias tan diversas que van desde el medio ambiente, la intervención de montaña, el subsuelo, la policía científica o la desactivación de explosivos.

En la historia de los Mossos hay muchos nombres a recordar, desde Jesús Maria Rodés, exdirector de la Escuela de Policía de Catalunya, o el de los exconsellers Joan Saura, Felip Puig o Montserrat Tura. Nombres como los de Miquel Sellarès, Jaume Bosch o Jaume Curbet, antagónicos políticamente, pero esenciales e indispensables para concebir lo que es hoy la policía catalana. El cambio en la concepción de la cultura policial y de la seguridad no se entendería, sobre todo, sin estos tres últimos.

Pero Pep y Albert también me recuerdan durante la conversación: "Cuando empezamos en Osona los Mossos no eran una herramienta política tan grande como la que es ahora". Y no les falta razón. El contexto político que vive Catalunya ha llevado la policía catalana al centro del debate, demasiado a menudo se utiliza a los Mossos como arma arrojadiza por parte de los partidos políticos, unos y otros. La banalización del Cuerpo de Mossos d'Esquadra por puros intereses, recelos o prejuicios, ¡y con el major Trapero, la intendente Laplana y la cúpula de Interior a punto de ser juzgados por el 1 de octubre!

La Policia de la Generalitat de Catalunya lleva muchos años de trabajo, compromiso, dedicación y el esfuerzo de miles de personas para ofrecer un servicio público de calidad. Hoy los Mossos ya cuentan con más de 17.000 efectivos, 454 nuevos agentes incorporados desde el verano, y con la previsión de ser 1.500 más el año 2022.

La jubilación anticipada o el plan de carrera son reivindicaciones históricas que hay que resolver con urgencia. Las luchas entre sindicatos estropean la imagen corporativa del cuerpo. Hay que solucionarlo y aquí el sindicato SEGCAT es una apuesta fresca y responsable. Mantener el compromiso, los valores, la responsabilidad y la ilusión de aquellos jóvenes que en Osona empezaron a escribir la historia de los Mossos tiene que ser el objetivo para seguir prestando un servicio público de calidad dirigido a garantizar la protección ciudadanía y el ejercicio de sus derechos y libertades.

La policía catalana que tiene que ser primordial en el nuevo modelo de seguridad integral nacional que tiene que tener Catalunya, con la creación de una nueva ley de seguridad pública integral que aglutine todas las fuerzas policiales del país, el sistema de emergencias, la protección civil y la defensa del territorio. Este último un tema demasiado a menudo tabú que sólo personas de la valía y compromiso de Miquel Sellarès son capaces de defender sin complejos.