Los primeros días de la actual campaña electoral son aburridos y previsibles. Las encuestas anuncian inestabilidad, pero ninguna pone en cuestión que el PP volverá a ganar. La incógnita, por tanto, no es ésta. De lo que se trata es de saber si finalmente Unidos Podemos superará o no al PSOE, que se ha convertido en el partido regional andaluz, aunque en Catalunya aguanta el tirón mejor incluso que CDC. Los convergentes atraviesan una mala temporada por el encadenamiento de episodios de una gran toxicidad: las acusaciones de corrupción, la confesión de Jordi Pujol, la defenestración de Artur Mas y la falta de reflejos políticos y, sobre todo, de ideas. Observen lo que ha ocurrido con los disturbios en Gràcia: ha quedado demostrado que CDC necesita savia nueva y que los responsables del "desastre" de 2015 se vayan a su casa de una vez.

La campaña electoral es tan aburrida y repetitiva que no remonta ni con el beso en los morros de Iglesias a Domènech, que es también una repetición, además de recordar uno de los más famosos besos de la historia, que es lo que se dieron los líderes comunistas Erich Honecker, de la Alemania Oriental, y Leonidas Breznev, de la Unión Soviética, durante el 30 aniversario de la República Democrática Alemana en junio de 1979. Entonces besarse de esta manera era un signo de solidaridad socialista, muy usado desde tiempo del dictador Jruschov. La nueva política española y catalana es vieja incluso en eso. Puesto que ya soy mayor, las imágenes del beso de los comunes me provoca una especie de déjà vu que me recuerda la predilección por la pana de los progres de los años setenta, pero en versión Ikea, la compañía de la que los de Podemos copian el catálogo. Venden ideas políticas como si fueran muebles.

Digan lo que digan, los políticos son capaces de mentir al electorado sin que pase nada porque vivimos en la era de la desmemoria, a pesar de las polémicas artificiales que generan los memoriales, y los electores también son desmemoriados y olvidan los engaños de los políticos. Son reactivos, sin más. A pesar de que no se querrá reconocer, el mejor spot de propaganda electoral es el del PP. Ataca, precisamente, la tendencia paranoica de votar por reacción. Los populares han tardado varios años en encontrar la fórmula para contrarrestar una de las mejor campañas del PSC —aquella de 2008 que se resumía es un lema muy simple, sin ningún contenido político, buscando las vísceras del electorado: " 'Si tú no vas, ellos vuelven"—, pero lo han hecho. Han acertado en transmitir que votar a la contra es de locos, como lo está la chica que aparece en el spot.

El spot es una breve secuencia que arranca con la imagen de una joven que quiere comprar 70 kilos de pienso para gatos, ya que tiene 122 en casa. Cuando el dependiente le pregunta si le gustan los gatos, ella responde que "no especialmente" pero explica que, en cambio, está "totalmente en contra de los perros". Después de esta primera imagen, una voz en off reclama al espectador que, a la hora de decidir el 26-J, no lo haga a la "contra", como muchos electores hicieron al elegir la papeleta del partido de Albert Rivera para castigar al PP o bien absteniéndose, sino que voten "a favor" de lo que realmente es importante, para concluir finalmente que la mejor opción es votar "a favor" del PP. Vean el vídeo y dejen atrás los prejuicios: estarán de acuerdo conmigo de que es un buen anuncio.

Ir a la contra no es nunca una buena receta. La actitud cerrada e insolidaria de la CUP, por ejemplo, les está haciendo mucho daño. Para empezar, internamente, porque es evidente que los empates inventados no pueden ocultar las disputas entre los muchos sectores en los que está dividida esta amalgama de grupúsculos anticapitalistas; pero también les duele externamente. Ya que la CUP no se presenta a las elecciones españolas, ahora no podremos saber qué precio habría podido pagar por la inestabilidad que ha generado en Catalunya desde el 27-S. Cuando lo podamos averiguar quizás llegaremos tarde y el soberanismo habrá quemado todas las naves. Los pueblos tienen los gobernantes que se merecen, si no saben elegir, y son ellos los que hacen fracasar las ilusiones.

El independentismo está dividido desde la misma noche del 27-S y desde entonces ofrece una imagen negativa

El independentismo está dividido desde la misma noche del 27-S y desde entonces ofrece una imagen negativa. Las disputas entre los partidos políticos han mandado a la UCI la llamada "revolución del sonrisas". Está claro que no son los únicos culpables. También se burlan de ella los jóvenes articulistas de derechas que ahora se declaran partidarios de votar a las izquierdas porque, dicen, nacionalmente son más coherentes. Puro delirio de gente que vive en las nubes y dando vueltas entorno a su ego. Para intentar reanimar una "revolución de las sonrisas" que era del pueblo, ahora la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ha decidido, reunida en Badalona y en plena campaña electoral, que lo mejor es anunciar que consultará a sus socios sobre la celebración de un referéndum unilateral de independencia (RUI), que es el nuevo acrónimo de moda. Caramba, ¡viva la ilusión!, deberíamos proclamar!

La dirección de la ANC, que preside Jordi Sánchez, un "pro convergente" según sus detractores, partidarios de la DUI y ahora del RUI, detalló, en un breve comunicado, que ha decidido promover esta consulta porque considera que, tras el desacuerdo con los presupuestos, la hoja de ruta ha quedado "manifiestamente erosionada", ya que, según la entidad, "la última semana ha supuesto un punto de inflexión en el proceso de independencia". Y a partir de esta constatación negativa, la ANC propone "avanzar hacia la convocatoria de un referéndum de independencia, la vía más democrática, legítima y efectiva para llegar a la proclamación de la República Catalana, recuperando la iniciativa política de la mayoría independentista y finalizando el proceso ". Lo que no dice este secretariat es quién debe convocar este RUI del demonio, si es que no lo convoca la propia ANC, dado lo que se indica en el último párrafo del comunicado: "Ha llegado el momento de devolver el liderazgo del proceso a la sociedad. Debemos ser nuevamente las entidades sociales soberanistas, las que exijamos a los partidos políticos las actuaciones necesarias para superar sus diferencias y culminar el proceso soberanista". ¿Es que se trata de repetir el 9-N pero con menos participación?

¿Era necesario que la ANC emitiera un comunicado como éste? Lo que está claro es que esta nueva estrategia perjudica más a CDC que a ERC, dado que los republicanos se apuntan a un bombardeo si de lo que se trata es de descolocar al adversario, que no se sabe si es el unionista de izquierdas o el independentista de centro moderado y progresista. Se propugna la posibilidad de convocar el RUI, cuya organización es técnicamente tan posible como lo fue la consulta del 9-N, mientras que su candidato y cabeza de lista va por los barrios, precisamente, de Badalona diciendo que él no es independentista. Las dos cosas a la vez no pueden ser. No se puede propugnar apretar el acelerador y al mismo tiempo enfriar el independentismo para atrapar electores no soberanistas. Lástima que la prueba del algodón sólo esté reservada para demostrar que Quico Homs es un emboscado de no se sabe quien porque siempre que puede intenta modular la radicalidad del discurso soberanista para recuperar a los moderados que son tan tibios con la causa independentista como la izquierda "procesista", la del beso a la berlinesa, a la que ERC quiere seducir.

La ANC es como la chica del spot del PP: va a buscar 70 kilos de pienso para gatos sencillamente porque no le gustan los perros

¿A quién beneficia el debate sobre el RUI? Pues a En Comú Podem, el grupo federalista al que los extremistas del soberanismo —ya sean de derechas o de izquierdas, de Nosaltres Sols o de la CUP, porque el extremismo en este caso es ideológicamente transversal—, le regalan la posibilidad de anunciar que con ellos en el poder la unilateralidad no será necesaria. En su campaña aseguran que ellos convocaran un referéndum perfectamente legal desde el Ministerio del Interior. ¡Vaya regalo de la ANC! La ANC es como la chica del spot del PP: va a buscar 70 kilos de pienso para gatos sencillamente porque no le gustan los perros y resulta que le hace la campaña a los unionistas, aunque sean federalistas. Nos hemos vuelto locos y aún nos quejamos de que no sabemos qué es lo que nos está pasando.