No, no me he confundido. El título se parece al de la semana pasada, pero no es el mismo. Si hace siete días cuestionaba que se subrayara el carácter público de la radio —como de otras trescientas— y no el nacional, hoy cuestiono el ámbito educativo. A diferencia de lo que ocurre con la sanidad, donde la mayoría del país habla con gran orgullo del sistema catalán de salud sin entrar en qué centros son cien por cien públicos o concertados, en la educación hace años que se persigue a la escuela concertada.

Esta semana, la Fundació Bofill ha publicado un informe titulado “La escuela concertada hoy: Propuestas para revisar los conciertos educativos en clave de equidad”, ahora que próximamente el Departament debe renovar los conciertos educativos. El informe contiene datos relevantes y ya en el propio título la Fundació Bofill afirma que el 70% de la concertada es corresponsable con lo que establecen las políticas contra la segregación escolar, y que una parte del 30% restante también presenta diversidad. De hecho, el informe incluye un gráfico que demuestra la gran contribución de la escuela concertada en la distribución del alumnado de nacionalidad extranjera, ya que en diez años ha pasado del 6% al 16%. La pública, en el mismo periodo, del 17% al 20%.

Ahora viene lo que me chirría. El informe dice que la concertada representa un 32% del sistema y que el 69% de ese 32% cumple. Por tanto, lo que la concertada debería mejorar equivale a menos del 10% del conjunto del sistema. En 2022, los alumnos catalanes obtuvieron los peores resultados desde el inicio de las pruebas PISA en el año 2000. En matemáticas estamos por debajo de la media española y de la OCDE; en comprensión lectora también, y en ciencias, igualmente por debajo. ¿De verdad el problema es hacer un informe que señala a un grupo de escuelas que representan menos del 10% del sistema educativo? ¿De ahí viene "la segregación escolar y el incremento de las desigualdades educativas"? ¿O responde más bien al lema "educación para cambiarlo todo"?

Cuesta entender esta persecución política y que se niegue permanentemente la gran contribución que la escuela concertada hace al sistema educativo de Catalunya

A la escuela no se le puede pedir todo. Y menos aún las revoluciones que algunos puedan tener pendientes. El documento dice que la mitad de las escuelas que no cumplen las medidas contra la segregación están en Sarrià-Sant Gervasi, Les Corts y Sant Cugat. Habla de las concertadas, pero no dice nada sobre si las escuelas públicas situadas en esas zonas de alto nivel adquisitivo sí cumplen las ratios que propone la normativa. De entrada, parece más una cuestión de vivienda. Una pregunta interesante para hacerle al president Illa, después de su anuncio en el debate de política general de construir 210.000 viviendas nuevas, es si piensa hacerlo en esas zonas, lo que modificaría notablemente el perfil del alumnado.

La mayoría de los centros que dan forma a lo que se llama escuela concertada —o de iniciativa social, o de la gente— aparecieron para ofrecer educación a colectivos que quedaban excluidos o para promover modelos pedagógicos diversos y arraigados al país. Esta manera de hacer es característicamente catalana. Cuesta entender esta persecución política y que se niegue permanentemente la gran contribución que la escuela concertada hace al sistema educativo de Catalunya. Algunos datos lo demuestran: ofrece resultados por encima de la media catalana en catalán, castellano, inglés y matemáticas. Y no es por la inmigración: la pública está en el 20% y la concertada en el 16%. Un 90% de sus alumnos continúa los estudios en Bachillerato o Ciclos Formativos. Y ofrece un gran ahorro al gobierno, ya que si representa un 32% del sistema, el Departamento solo destina el 21% del presupuesto: para el gobierno, el coste de una plaza pública en infantil es de unos 4.000 euros, concertada unos 2.800. En ESO: 5.600 la pública, 3.400 la concertada. La plantilla de la concertada es estable y comprometida, con un 90% de contratos indefinidos y con planes de formación constantes vinculados a los proyectos educativos de los centros. Quizás sí que todo esto merece un estudio. ¡Como caso de éxito!

Por cierto, tengo dos hijas. Actualmente, una estudia en la pública y la otra en la concertada. Y en ambos casos estamos muy contentos. Así es como me gusta ver el sistema educativo: en conjunto. No tiene sentido que se lo quieran cargar.