La Iglesia católica no es un ejército de monjas y curas encapsulados en sus propias preocupaciones, tal y como algunos tienen en su imaginario. También habla, protesta y se manifiesta. Y tiene agenda.
La Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Española, por ejemplo, que técnicamente es la Iglesia católica, ha hecho un llamamiento contundente para una paz "desarmada y desarmante" y ha tachado de "limpieza étnica" la situación en Gaza. Horas después de que esta comisión haya hablado públicamente, los obispos españoles han emitido una declaración sobre la guerra, también calificando las acciones del ejército de "actos de limpieza étnica". La Conferencia Episcopal Española exige "sanciones internacionales", incluyendo "el embargo militar integral", y ha instado a los Estados a imponer sanciones.
Los obispos denuncian los ataques a hospitales, los bombardeos a civiles y la destrucción sistemática de infraestructuras, y las califica de "violaciones graves de los derechos humanos".
El Papa sabe separar muy bien el judaísmo y la política del Estado de Israel en el caso concreto de la guerra en Gaza
Se hace un llamamiento también a la comunidad internacional para permitir la entrada sin restricciones de ayuda humanitaria, y pide abrir corredores humanitarios. El presidente de los obispos, Luis Argüello, ha dicho textualmente que sería "una incoherencia con los valores cristianos" permanecer en silencio ante la crisis humanitaria evidente en Gaza.
Los obispos españoles no son los primeros en pronunciarse, pero —y sorprendentemente— sí de los más rápidos. Lo han hecho después de que tanto el Congreso como la UE lo hayan dicho (y después de las palabras del papa León XIV), pero no les ha costado ponerse de acuerdo como en otras cuestiones, donde han sido francamente lentos y han ido descoordinados.
Desde que fue elegido papa, León XIV también ha sido explícito. El Papa sabe separar muy bien el judaísmo (de hecho, el primer acto como papa fue recibir a una delegación judía y su primer escrito, enviar una carta al gran rabino de Roma) y la política del Estado de Israel en el caso concreto de la guerra en Gaza. El Papa ha pedido en su primera audiencia "desarmar los corazones" y ha hecho un llamamiento por la situación "cada vez más preocupante" en la Franja de Gaza, donde no se detienen los ataques "y la gente se muere de hambre". El Papa clama para que se permita la entrada de "digna" ayuda humanitaria.
En una entrevista en el Baby Caritas Hospital, la doctora Iman Saca, vicepresidente de Asuntos Académicos de la Universidad de Belén, ha expresado que, como palestina, la liberación de su tierra no es solo política, sino también económica, social y cultural, y que afecta cómo las mujeres se implican y trabajan por sus derechos y de todo su pueblo. En este sentido, hace hincapié en cómo la educación rompe barreras. Hace unas semanas hablé con un profesor de esta universidad, que pedía que no les olvidáramos. Detener una guerra también se hace facilitando colaboraciones periodísticas, académicas, con intercambios de estudiantes, con investigaciones conjuntas. Cada granito de arena cuenta para evitar "la tercera guerra mundial a plazos", tal como definió el papa Francisco el momento actual. Comulgo con los miembros de Justícia i Pau: la "paz no es el silencio sepulcral después del conflicto, sino un don que mira a las personas y reactiva su vida".