Ahora hace un año fui a ver a un amigo enfermo que vive muy cerca de Diagonal Mar, en BCN. Por diversas circunstancias, incluida la lluvia, fui en coche. Como en la zona es imposible aparcar, dejé el vehículo en el parking del centro comercial. A media tarde, cuando fui a buscarlo, en la planta –4, había una cola considerable para salir. Pero como nadie había avisado de nada en el momento de validar el tique, pensé que era cosa de un momento y me dispuse a sacar el coche de la plaza. El movimiento fue de 6 metros y 50 centímetros. Concretamente hasta el lugar donde me quedé clavado durante 3 horas y 25 minutos (de reloj, guardo el tique con la hora de la validación y la foto del momento en que salimos a la calle). Y ahora usted me dirá: "Hombre, haberse marchado". Ya, pero cuando estás allí piensas que: 1/ en algún momento u otro aquello se moverá porque es imposible tener centenares de personas aisladas sin ninguna explicación, con el riesgo para la salud y la seguridad que eso implica, 2/ dejar el coche allí en medio del embotellamiento habría bloqueado todavía más el paso una vez solucionado el caos (era imposible moverse de sitio) y 3/ muy bien, dejo el coche allí pero, y los que iban en el coche conmigo y que vivían lejos y en pueblos sin tren, ¿cómo volvían a casa? Total, que sin ninguna información, sin cobertura de móvil, sin poder escuchar la radio, con la gente parando los motores porque el aire era irrespirable, con más gente llegando a sacar el coche sin que nadie los avisara de nada y con pañuelos tapándose la boca, con ataques de claustrofobia y con niños llorando... así fue como pasé el Black Friday 2014. Ah, y cuando conseguimos salir, fuera había varias ambulancias y un montón de policía. Por lo tanto, tuvimos suerte y todo... Emocionante. Y ahora llega el Black Friday del 2015. ¡¡¡Viva!!!

El concepto Black Friday aplicado aquí es un despropósito monumental. En los Estados Unidos tiene una razón de ser porque lo celebran al día siguiente del día de Acción de Gracias y los deja encarados ya a la Navidad (por cierto, si ya nos comemos el "Jalogüing" y ahora el Black Friday, ¿cuánto falta porque acabamos comiéndonos un pavo relleno?). Vaya, que allí tiene la misma lógica que tiene para nosotros celebrar el Sant Esteve, una fiesta que en los EE.UU. no tendría ningún sentido. Pero aquí somos tan fantásticos que hemos importado una tradición ajena que, como el propio nombre friday indica, se celebra en viernes. Y primero la hacemos en sábado y, después, la hacemos durar una semana entera. Glorioso.

Efectivamente, hace más de una semana que no paro de ver y escuchar por todos lados anuncios del tipo "adelantamos el Black Friday". A todas horas. Por tierra mar y aire. Sin cesar. Con alevosía y diurnidad. Sin compasión. Sin parar. Sin piedad. De todo tipo de marcas y productos. O sea, no teníamos bastante con un día esperando tres horas para salir de un aparcamiento (sin ninguna explicación) sino que ahora podemos pasar siete (días). Pero es que resulta que antes o después de esta tortura publicitaria sin medida,¡¡¡ patapam!!!, en el medio de comunicación que ves o escuchas te acaba cayendo alguna cosa relacionada con Ocho apellidos catalanes. Una noticia sobre el estreno, sobre la recaudación del primer fin de semana posterior al estreno, sobre la semana posterior al fin de semana posterior al estreno, una entrevista con alguien de la película a quién todavía no han entrevistado (creo que ya sólo queda la portera de la figurinista), o aparece un crítico que la califica, directamente, de excremento cinematográfico. ¿De verdad hay que informar tanto, tanto rato y con tanta insistencia de esta película? Como ya pasó con la grabación de Juego de Tronos, ¿realmente la cosa da para tanto? ¿Sí, de verdad? ¿Cuál es el criterio? ¿Alguien paga para que exista esta saturación de noticias prescindibles, o qué? O, mejor dicho, ¿alguien cobra? ¿Hay intereses comerciales que desconocemos? ¿Es simplemente ganas de hacernos aburrir los temas por aplastamiento neuronal?

En resumen, que ahora mismo me voy a ver Ocho apellidos de Tronos y, saliendo, iré a celebrar el "jalogüing" al Black Friday en martes en un centro comercial a reventar de ciudadanos dispuestos a consumir desenfrenadamente en el aparcamiento de la planta -4.