Tal día como hoy del año 879, hace 1.145 años, en Compiègne (reino de Francia), moría el rey Luis II de Francia —nombrado, también, Luis el Tartamudo. Luis era bisnieto del emperador Carlomagno y era el segundo rey de Francia (después de su padre Carlos el Calvo, que el año 843 se había repartido el Imperio Carolingio con sus dos hermanos). Luis sería el que nombraría conde de Barcelona a un barón feudal de la marca de Gotia denominado Wifredo, de la estirpe de los Bellónidas (11 de septiembre de 878). En aquel momento, Wifredo ya era conde de Cerdanya y de Urgell, y al sumar Barcelona (con Osona y Girona) a sus honores, se convertía en el delegado del poder franco más poderoso de la marca de Gotia (la región comprendida entre Nimes y Barcelona).

Aquel nombramiento tendría una importancia primordial en la evolución de los condados de la mitad sur de la marca de Gotia (el territorio que más adelante sería denominado Catalunya). Wifredo, máximo representante de la estirpe indígena de los Bellónidas (originarios de Carcasona) que se habían mantenido fieles a la corona durante las crisis secesionistas del siglo IX, fue recompensado con el matrimonio con Guinidilda de Empúries, tataranieta del emperador Carlomagno y, por lo tanto, parienta del rey Luis. De esta manera, los Bellónidas se convirtieron en una rama menor de la familia imperial. Cuando se extinguieron los carolingios y fueron relevados por los Capeto (987), este hecho sería uno de los motivos que impulsaría la primera independencia de los condados catalanes.

Wifredo también sería el primer conde de la mitad sur de la marca de Gotia que transmitiría su cargo hereditariamente. Esta particularidad se produjo en un contexto general de crisis de los poderes centrales que abría la puerta al régimen feudal. Los descendientes de Wifredo, tanto los condes dependientes o carolingios como los condes independientes, se convirtieron en la dinastía nacional catalana y gobernaron el país de forma ininterrumpida durante más de cinco siglos (897-1410), hasta que fueron relevados por la dinastía extranjera de los Trastámara (1412). Los grandes reyes de la época de plenitud medieval catalana (Jaime I, Pedro II, Pedro III) eran descendientes directos de Wifredo (nombrado por Luis el Tartamudo) y de Guinidilda (parienta de Luis el Tartamudo).