En España se hizo un cambio de gobierno histórico, haciendo triunfar por primera vez una moción de censura porque había un ejecutivo encabezado por un partido que había robado a manos llenas. Y ahora resulta que el principal partido del nuevo gobierno que salió de ella ya tiene dos secretarios de Organización que también son corruptos. Presuntos. Ante esto, cuando has llegado al poder como has llegado, cuando has sido el gran abanderado de la limpieza de la corrupción y las manos limpias, no puedes continuar como si nada. Tienes que plantear, al menos, al menos, una moción de confianza.
Hasta aquí el análisis político. Porque lo que viene ahora, que también es político, está presidido por la condición humana. La pregunta que te haces cuando salen estas cosas es: ¿cómo puede ser, habiendo visto lo que ya hemos visto en 45 años de democracia, que todavía piensen que no les atraparán? ¿Tantos corruptos hay que no hemos descubierto y que pasan a ojos de la sociedad por ciudadanos honorables? Quizás sí, pero vuelvo a la pregunta. ¿Por qué lo hacen? Y en este caso existe una parte de la respuesta que nos lleva a la miseria moral. Al pecado capital de la lujuria. Efectivamente, como dijo el ya desaparecido Pere Sampol, parte de la trama se ha ido de putas con el dinero del pueblo. Y no un día. Querían una vida para la que necesitaban hacer trampas.
Se pueden comprobar los mensajes de audio enviados por la expareja de José Luis Ábalos a Koldo García. Antes, una aclaración. En realidad, la chica no era la pareja sentimental del ministro de Transportes. Ni su amante. Ni la amiga de Koldo. Figuraba en un catálogo de escorts que Koldo tenía en su teléfono móvil. Y en esos mensajes se confirma esto y las sospechas de irregularidad en la contratación en dos empresas dependientes del ministerio de Transportes, donde teóricamente trabajaba ella para completar lo que le pagaba Ábalos. Digo teóricamente, porque en el audio, la chica reconoce que nunca pensaba trabajar allí. "Yo no tengo ni puta idea de lo que se hace allí". Era solo una manera de pagarle un sobresueldo. Según estos audios, una de las empresas le había pedido explicaciones sobre su horario laboral y sus funciones, y la chica se quejaba de que "se han puesto algo estúpidos". En un mensaje de audio de WhatsApp del 11 de junio de 2020, dice que necesita que le den las consignas para justificar las horas que está en la oficina y las que trabaja fuera. "A mí me la suda porque yo no me comeré ningún marrón. Me da igual. Yo lo digo más que nada por vosotros”.
Por no hablar de los fines de semana "discretos" con mujeres que se repartieron para "cambiar" y "conocer" a otras. "Te tengo preparada a una. Ariatna está bien, está perfecta”. "A ti te gusta más Ariatna”. "No sé, Carlota se enrolla que te cagas”. Esto, este personaje, era el secretario de Organización del PSOE, la mano derecha de Pedro Sánchez, el ministro que controlaba la obra pública. Un hombre que se iba de putas con el dinero del pueblo y que han mantenido como militante hasta la semana pasada. No, no bastan las explicaciones dadas. Es necesaria, como mínimo, una moción de confianza. O estarán en falso. Sánchez y todos sus socios.