De finales del siglo XVI hasta inicios del siglo XX, en Italia, la cuna de la ópera, se castraba a algunos niños macho entre los 6 y los 9 años, antes de la pubertad. Eran niños que tenían una buena voz y quizás mostraban algún interés musical. La emasculación eliminaba de cuajo la producción de hormonas masculinas que se producen en gran cantidad durante la adolescencia, preservando el tono agudo de una voz "blanca" y joven en la persona adulta, con una mayor capacidad torácica y, por lo tanto, mayor caja de resonancia. Pensad que los andrógenos provocan la elongación de las cuerdas vocales hasta un 67% más, mientras que las hormonas femeninas lo hacen un 24%. Esta elongación provoca que la voz tenga tonos más graves en los hombres cuando maduran sexualmente. En todo caso, en aquella época, aquellos niños ni sabían ni pedían la castración, les era impuesta, lo cual implica que estos cantores, los castrati (en italiano), eran considerados meros instrumentos musicales al servicio de quien les pagaba la manutención. Se les enseñaba y entrenaba en una escuela de canto y música para que aprendieran a cantar y modular su voz. A partir del año 1903 se prohibió esta costumbre aberrante, y el último castrato fue Alessandro Moreschi, que murió en 1922, por lo que todavía se pudieron grabar algunas de sus obras corales con medios fonográficos antiguos. Sin embargo, el más conocido de los castrati, considerado el mejor cantante de ópera de su tiempo, fue Farinelli, que vivió en el siglo XVIII. Su voz podía abarcar más de tres octavas (cuándo el rango habitual de una persona no llega a las dos octavas). Vivió en la corte española durante muchos años. Él y otro castrato, Pachierotti, fueron exhumados hace unos años, con el fin de estudiar los efectos de la falta de hormonas masculinas sobre su cuerpo, como por ejemplo, osteoporosis y problemas de la columna vertebral claramente detectables.

La falta de hormonas masculinas, sin embargo, tiene otro efecto. Los castrati vivían más años, por término medio, que sus congéneres no castrados. Este es un efecto conocido y estudiado en otras poblaciones y culturas donde se podía hacer esta práctica en ciertas condiciones, por ejemplo, los harenes de ciertas culturas tenían eunucos para "vigilar" a las mujeres de un hombre poderoso. En Corea, durante la Dinastía Chosun (1392-1910), a algunos hijos macho de familias acomodadas se les podía dar una carrera profesional como eunucos. Entraban a trabajar como personas de confianza en la corte, tenían un rango social, incluso podían casarse y adoptar hijos. Un estudio muy cuidadoso, con datos de un registro genealógico de eunucos de la corte coreana (Yang‐Se‐Gye‐Bo), con datos de cerca de 400 eunucos, compara su longevidad respecto de la de hombres macho de familias similares en rango y estatus. Estos estudios permiten determinar que los eunucos sobrevivían más tiempo que los machos no emasculados, con una esperanza de vida de 70 años, que era entre 15 y 19 años superior a la de sus congéneres. Incluso hay algunos centenarios, mientras que la esperanza de vida de los reyes y otros hombres de la familia real era alrededor de 45-50 años, a pesar de no salir nunca de palacio.

Actualmente, se ha estudiado si las cantantes de ópera mujeres viven más que los cantantes hombres, y las sopranos muestran una mayor esperanza de vida que los tenores, y según parecería, las sopranos también vivirían un poco más que sus compañeras contraltos, pero no he podido determinar si esta mayor esperanza de vida no se explica independientemente del hecho de que canten o no, y sencillamente las sopranos viven más porque son mujeres y la esperanza de vida de las mujeres es más alta que la de los hombres en todas las poblaciones humanas. ¿Os podéis preguntar por qué? Hay varias razones, de inicio ya durante la infancia, hay una mayor supervivencia de niñas con respecto a los niños, probablemente a causa de que tenemos dos cromosomas X y una mayor homeostasis genética para los genes de este cromosoma (ya que las mujeres tenemos dos copias). Pero además, a partir de la madurez sexual, las hormonas masculinas o andrógenos activan ciertas vías metabólicas que provocan el envejecimiento de algunos órganos y tejidos más acelerado, por ejemplo, con respecto al sistema cardiovascular, mientras que los estrógenos son protectores. Hay que recordar que las mujeres tenemos cantidades elevadas de estrógenos desde la menarquia hasta la menopausia.

Sin embargo, me preguntaréis, ¿es que eso sólo pasa en los humanos? No, también pasa en muchos mamíferos. Un estudio demográfico en más de 101 especies de mamíferos muestra que la esperanza de vida de las hembras de las especies estudiadas es aproximadamente un 18,6% más larga que los machos de la misma especie. En humanos esta diferencia es de aproximadamente un 7.8% (¡eso son unos cuantos años más de media!). Este mes se han publicado estudios demográficos de longevidad con datos del Reino Unido de más de 167.000 hombres y 194.000 mujeres, analizando la correlación entre niveles de testosterona y supervivencia, que demuestran que cuanto más altos son los niveles de testosterona, menos longevidad. También han encontrado un efecto tanto o más importante, los factores ambientales y de estilo de vida. Claramente, fumar correlaciona con una menor longevidad, como también sucede con las dietas que contienen más cantidad de grasa animal y con la ingesta crónica de ciertos medicamentos.

El último artículo, de esta semana, que me ha caído en las manos sobre este tema y que ha dado pie a esta explicación, ha estudiado la longevidad de las ovejas macho castradas con respecto a las no castradas. En muchos países que tienen ganadería, hay la costumbre de castrar a los machos. Seguro que ya os podéis imaginar que las ovejas castradas sobreviven más años, por término medio, que los machos no castrados. Pero lo que es más interesante es que los investigadores han analizado el DNA de estas ovejas, y el hecho de no tener andrógenos causa una disminución en la tasa de senescencia celular. Envejecen más lentamente. Además, el marcaje epigenético (las marcas reguladoras del DNA) en diferentes tejidos, como la piel, el riñón y el cerebro, son diferentes entre machos castrados, los no castrados y las hembras. Los machos castrados tienen marcas epigenéticas más similares a las hembras que en las de los machos no castrados, y estas diferencias se dan en genes importantes para el envejecimiento celular. La piel es el tejido que más refleja estas diferencias epigenéticas. Estas investigaciones llevan a los científicos a proponer un "reloj" epigenético predictor de la edad, ya que analizando el estado epigenético del DNA de las ovejas pueden predecir su edad con un margen de error de 5 meses (entre el 5%-7% de su vida)

Se celebran ahora los 25 años de la publicación del nacimiento de la oveja Dolly, el primer mamífero clonado, pero las ovejas todavía son objeto de estudio y nos pueden ayudar a comprender los procesos de envejecimiento epigenético en humanos y la correlación del envejecimiento con las hormonas sexuales. ¡Ya veis que las ovejas dan mucho de sí!