Hay experiencias vitales que vale la pena conocer. La que retrata Tatxo Benet, La travessia més difícil (Viena Ediciones), es una de ellas, un relato en primera persona que arranca en marzo de 2020. El autor explica cómo superó la Covid aquellos días, cuando todo sobre el virus era todavía un misterio. Lo era tanto que mientras Tatxo Benet entraba en la UCI, no hacía ni cuatro días que reputados epidemiólogos se paseaban por los medios de comunicación comparando la Covid con una gripe pasajera. La Covid ha creado una nueva saga de estrellas mediáticas, pontificando a diestro y siniestro, absolviendo y sentenciando en torno a las vicisitudes y gestión de una enfermedad que de no ser porque es una pandemia mundial nos habrían hecho pensar que es un castigo divino que como una de las plagas de Egipto ha caído sobre Catalunya.


Poco se ha hablado de aquellos vaticinios fallidos de nuestros especialistas, aunque Tatxo, indulgente y generoso, pasa este episodio por alto y tiende a poner en valor los aciertos de la comunidad médica y a obviar las clamorosas pifias de los que no vieron a venir nada hasta que no nos estalló en la cara. OMS incluida. No confundir con la respuesta de los hospitales del país y del conjunto de su personal –enfermeras al frente– que el mismo Tatxo no deja de reconocer con toda justicia del primero hasta el último minuto a partir de su vivencia en el Hospital Clínic de Barcelona.


Libros de todos los colores hay más que nunca a pesar del retroceso del papel. La pandemia también ha pasado factura al sector. Será el segundo Sant Jordi consecutivo congelado a la espera de que el de 2022 sea el del retorno, el de las calles convertidas en un caótico hormiguero de individuos arriba y abajo. Se edita de todo. También sobre la Covid, aprovechando la coyuntura para colocar un libro en el mercado.


Pero no es de esta crisis circunstancial del sector que habla este libro que sobresale, ni de la notoriedad mediática sobrevenida de algunos expertos y su sesgo político, afortunadamente. La travessa més difícil es el testimonio conmovedor del mismo Tatxo con todo lujo de detalles. Un relato intenso que se lee de una tirada. Personal, meticuloso, apasionado, sincero, con ritmo. Una lectura que ni te deja indiferente ni se pierde en tediosas reflexiones. Las justas cuando toca contextualizar. La travessa més difícil no sólo no te cae en ningún momento de las manos, te engancha. Es literalmente el descenso a los infiernos de la hipoxia, cuando la baja saturación de oxígeno diezma el organismo y provoca una angustia y un sufrimiento que en los casos graves de Covid puede acabar en coma. Y de aquí, a engrosar la lista defunciones. Tatxo describe cómo llegó al límite, cómo tomó conciencia, cómo interiorizó que se debatía entre la vida y la muerte en el momento álgido de la enfermedad y que salvarse también dependía de él, de su actitud. El dolor que produce la asfixia, la dificultad respiratoria, es terrible. Lo conozco, tenía un buen amigo que murió hace años en este mismo hospital afectado por una larga enfermedad que le acabó por destruir los pulmones. El sufrimiento era insoportable y me confesó con todo el coraje, mirando a la muerte de cara, cómo afrontaba aquel final: "que intenten un trasplante y si no va bien, a la mierda".


Ya es revelador que Tatxo ingresara en el Hospital Clínic por su propio pie y que hubiera estado a un paso de salir con los pies por delante, una característica de esta enfermedad que afecta arbitrariamente y que inesperadamente, de un día para otro, te puede hacer pasar de una falsa seguridad a la agonía. Somos muchos los que hemos pasado la Covid con síntomas ligeros o asintomáticos. La crudeza de la enfermedad, lo que ayuda a tomar conciencia de su comportamiento y efectos letales, es la experiencia de personas como el mismo Tatxo. Vale mucho la pena para saber dónde estamos y lo que ha significado este virus.


P.S. Cabe decir que si de salvar vidas se trataba, Catalunya ha evolucionado positivamente. Claramente, sin discusión a partir de la tercera ola, la cifra de defunciones ha sido notablemente inferior a la media española y, en el su conjunto, mejor que Madrid, comunidad que en algunos momentos ha sido señalada como referente de la buena gestión desde, paradójicamente, algunos ámbitos científicos. Si de salvar vidas se trataba las cifras son demoledoras. Gracias, por encima de todo, al buen trabajo de la comunidad sanitaria pero también de aquellos que han tenido que tomar (para bien o para mal) decisiones.