El banco central norteamericano, presidido por Jerome Powell, ha desarticulado el miedo que había desatado el temor a una sinuosa e inesperada aparición de la inflación, que se sumaría fatídicamente al castigo de la epidemia del coronavirus. La decisión, tomada el miércoles por el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), de no subir los tipos de interés manteniendo el ritmo de compra de activos por valor de 120.000 millones de dólares a fin de aguantar viva la actividad económica, fue como un milagro. El griterío "Que viene la inflación" se apagó dando paso a la esperanza. El Dow Jones cerró la sesión de Wall Street subiendo por primera vez por encima de los 33.000 puntos. La firmeza de la Fed llegó hasta el últimamente maltratado Nasdaq de las tecnológicas, que avanzó el 0,40%. Jerome Powell pasará como uno de los grandes presidentes de la historia de la Fed al convertir el banco central en la institución fundamental de la primera economía del mundo.

En sus nuevas previsiones presentadas el mismo día, la Fed anotó un crecimiento del 6,5% para 2021, con un desempleo bajando al 4,5% y los precios (según el IPC de los consumidores) subiendo el 2,4%. Para 2022, el PIB se expandirá el 3,3%, el paro se situará en el 3,9% y la inflación subyacente (sin contar los precios, que, como el precio del petróleo, varían con una cierta autonomía) en el 2%. Un año después, en 2023, la actividad económica avanzará un 2,2%, el desempleo bajará hasta el 3,5% y el IPC subirá hasta el 2,1%. Los miembros de la Fed dijeron al público que no hay nada de qué preocuparse, que tienen las herramientas para manejar cualquier ruptura de la inflación.

Para llegar a esta perspectiva, Powell no sólo puso en línea al banco central sino que presionó públicamente durante meses a favor de un mayor gasto fiscal, que se ha traducido en el Plan de Recuperación del presidente Biden por un valor de 1,9 billones de dólares.

Hay momentos de encrucijadas y espirales que requieren personas fuertes. Powell ha prometido un escenario futuro cargado de buenas perspectivas

La enorme magnitud de los déficits que se van formando creó grandes dudas en los medios financieros, que recordaron la advertencia del Premio Nobel Milton Friedman cuando enunció que la inflación está en la creación de dinero. Sin embargo, estos mismos medios olvidan que Friedman defendió que las empresas y la economía en general nunca deberían ignorar las "reglas básicas de la sociedad, tanto las incorporadas en la ley como las incorporadas en las costumbres éticas". 

Por ese camino ha transitado Powell al juzgar como objetivo de la política monetaria el lograr el máximo empleo. E indicó que muchos de los que habían trabajado en las industrias más afectadas por la pandemia y la recesión que le siguió probablemente necesitarían encontrar nuevos y diferentes trabajos. 

El paro en EE.UU. está oficialmente en el 6,3%, pero en la realidad está más cerca del 10%, según el presidente de la Fed, quien ha indicado que no hay ningún indicio de inflación que se salga fuera de control mientras familias e individuos tienen problemas para sobrevivir.

Para algunos, Powell se parece mucho a Paul Volcker, presidente de la Fed con Ronald Reagan, alguien quien no cedió nunca a las presiones mirando hacia el otro lado, si bien en su caso lo que había hacer era controlar la inflación en la década de 1980. De origen judío, Volcker llegó a subir los tipos   de interés por encima del 20% para doblegar una inflación que llegó al 14,80% en marzo de 1980. Hasta provocó una recesión, pero así puso fin a la era de la hiperinflación en todo el mundo.

Hay momentos de encrucijadas y espirales que requieren personas fuertes. Con Volcker, se pusieron las bases para las largas expansiones de 1986 y 1990. Powell ha prometido un escenario futuro cargado de buenas perspectivas. Ojalá se repita el ejemplo de no caer en las trampas que le van a tender desde el nuevo mundo financiero. Y eso es importante porque hoy la Reserva Federal es el nuevo referente de la economía occidental.