La Covid-19 está obligando a los bancos centrales a revisar sus estrategias para no caer en una letargia mortal. Necesitan economías que tiren con fuerza para sacar adelante a un mundo en el que todos los indicadores (crecimiento del PIB, empleo, resultados, inversión) se mueven uno tras otro a la baja. La reunión anual de Jackson Hole, organizada por la Reserva Federal (Fed), ha iniciado este jueves el examen de lo que hay que hacer ahora, desde ya, para salir del hoyo. Curiosamente, China se suma a la misma línea: lo que toca ahora es aumentar la inflación, la variable principal de la economía en estos momentos.

La Fed y otros bancos centrales han hecho lo posible para combatir la pandemia inundando la economía mundial con billones de dólares en liquidez y crédito. Pero el PIB de los países ricos de de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sufrió un desplome en el segundo trimestre sin precedentes: el 9,8%. El Reino Unido lideró el ranking de los peores con una caída del 20,4%, seguido de España con un retroceso del 18,5%. Ni Alemania se salvó al ceder el 13,8%.

En Wyoming, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, abrió la reunión con un discurso en que afirmó, que más allá de más estímulos monetarios, es necesario redimensionar la inflación, haciéndola un objetivo a largo plazo y permitiendo que aumente a corto plazo. "Una inflación persistentemente debajo de su nivel deseado puede llevar a una caída no deseada de las expectativas de inflación a largo plazo, lo que puede hacer que la inflación aún baje más". 

Una inflación muy reducida impide a las empresas controlar la fijación de precios, con lo que pierden incentivos para invertir. Una persistente inflación baja hace que, por motivos de precaución, los consumidores no compren al no temer que los precios puedan subir en adelante. La inversión es el motor de las economías, tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda. Una inflación del 2% se como ve un punto de equilibrio a largo plazo. 

De cara a la reactivación, una inflación activa, "caliente", da lugar a mercados laborales "calientes", lo que suele llevar consigo mejores salarios para los trabajadores, Y si las tasas de inflación se mantienen bajas los inversores no tendrán prisa para aprovechar las mejores condiciones crediticias ofrecidas ahora.

El consenso entre Estados Unidos y China permite ya divisar a la inflación como la vacuna contra la depresión Covid-19

China parece sumarse a la misma óptica. Su producción se ha ido normalizando, pero el consumo, por motivos de precaución de la población, está por los suelos porque la demanda sigue sin recuperarse, hasta el punto de que el acontecimiento político más importante del país, las llamadas "Dos sesiones" de la Reunión Anual del Partido Comunista no se tocó el tema del objetivo de crecimiento. Este año era importante porque debía mostrar que se había cumplido el periodo de 10 años en que China había doblado el PIB. Se omitió aun cuando, según el presidente Xi, significaba el "gran rejuvenecimiento" del Imperio del Centro.

En su lugar, el primer ministro Li Keqiang insistió por el lado monetario en tipos de interés más bajos y un objetivo de inflación más alto, lo que juntos apuntaban a "una política monetaria más laxa".

El consenso entre Estados Unidos y China permite ya divisar a la inflación como la vacuna contra la depresión Covid-19. A partir de ahora, comienzan las pruebas.