Precisamente porque me querían encarcelar como el primer periodista español acusado de un delito de odio que he estado pensado en ello, estos días. Ir a la cárcel es exactamente lo que te puede pasar cuando discrepas de los salvadores de España, cuando llevas la contraria a Inés Arrimadas, la hija del policía, cuando discrepas de Antonio Balmón del PSC. Cuando eres independentista y no autista. Venga, venidme a decir, a mí, que no encarcelan a los independentistas por lo que piensan sino por lo que hacen, cuando el único crimen que se me imputaba era haber escrito un artículo de opinión. Decidle en su cara al rapero Josep Miquel Arenas, Valtònyc, que España es un país democrático cuando en unas pocas horas deberá cumplir tres años y medio de condena sólo por cantar su rabia contra personas tan honorables, admirables, como el rey de España y Esperanza Aguirre. Eh, y si puede ser, que esté también un periodista del Washington Post, un diario tan partidario de los extremismos y de las arbitrariedades que es el más oficialista de la sociedad norteamericana. Venga, campeones. Continuad llamándonos nazis y golpistas, continuad diciendo que somos violentos y criminales, seguid enviándonos a prisión y destruyéndonos la vida y la de nuestras familias porque pensáis que vuestra España está por encima de cualquier otra consideración cívica, moral o política. Continuad demostrándonos vuestro infinito y desprendido amor por el PIB de Catalunya, rumbosos. Sois verdaderamente los mejores ejemplares de la raza humana. Cuanto más se os conoce más os hacéis querer.

Y vosotros, los catalanes, los laboriosos y esforzados catalanes del seny y de la pela, continuad dibujando cada día y cada noche el tópico grotesco que nos tienen reservado en España. Continuad, sobre todo, pagando con honda satisfacción los impuestos más altos y más abusivos para financiar un Estado que nos quiere con locura, que nos valora concretamente por lo que valemos. Continuad pagando con vuestro dinero, en especial, la policía que golpea al contribuyente que quiere votar en un referéndum. Continuad permitiendo que España trabaje sin descanso por las lenguas de España, “un patrimonio que debe ser objeto de especial respeto y protección” como proclama la Constitución Española, pero que no determina cuándo será que tenga que producirse ese respeto y protección. Continuad fortaleciendo la lengua y la cultura castellanas dejando de lado vuestro catalán y desprotegiéndolo aún más en Barcelona y su suburbio, en la Enseñanza. Al fin y al cabo sois ciudadanos del mundo, sois modernos y en el mundo nadie habla lenguas extrañas aunque los especialistas digan que existen más de 7.000. Sed “gente normal” como dice el presidente Mariano Rajoy, un individuo gallego que no sabe gallego, o como Inés Arrimadas, una individua andaluza que no tiene acento andaluz.

Pero sobre todo continuad permitiendo que los políticos independentistas, los que habéis votado en Catalunya y que han querido llevar a cabo sus compromisos electorales, continúen en prisión y en el exilio. Continuad permitiendo que hoy sea un día como cualquier otro y que existan personas, como el honorable Junqueras, como el honorable Forn, que puedan pasarse los próximos treinta años en prisión. Igual que si fueran terroristas porque tener o no delitos de sangre es un detalle sin importancia si lo comparamos con la inmensa importancia de España. Continuad con vuestra hipocresía, continuad pensando que sois una gente estupenda y preparando vuestras merecidísimas vacaciones de Semana Santa. Vosotros a lo vuestro y desentendeos de todo. En la cárcel, total, más allá de las proclamas grandilocuentes, más allá de las grandes palabras, lo sabéis perfectamente, se encuentran los principales dirigentes del independentismo porque ya os va bien. Con poneros un lacito amarillo en el pecho ya habéis hecho bastante, ¿no es cierto?