“Lo que no es negociable es la unidad de Catalunya y de los Países Catalanes. La voluntad democrática de todos los catalanes de vivir juntos y de integrar una sociedad diferenciada, esto, amigos, no puede ignorarse ni es materia de discusión. Sí, claro, naturalmente, también podría articularse una especial atención para el particularismo español en determinadas zonas y por una duración temporal, limitada en el tiempo. También se podrían proteger a otras lenguas y otras culturas, tal y como se protegen a los animalitos en vías de extinción, del mismo modo que se protegen los edificios antiguos y las frágiles obras de arte. Las casas regionales españolas, todas las casas de la diáspora ibérica, serán protegidas y subvencionadas por el estado catalán. Hay que ser civilizado y condescendiente, demostrar cierta capacidad de convivencia hasta la asimilación completa. Pero sin olvidar que existen determinadas líneas rojas irrenunciables. A saber, que no puede existir un pueblo español ni un pueblo francés en Catalunya. Sólo existe un único pueblo en nuestro país y ese pueblo es el pueblo catalán. Tampoco puede existir una cooficialidad de la lengua española o francesa en Catalunya, es decir, poner al mismo nivel, al español y al catalán. Sólo puede existir una única lengua dentro de la República catalana y esa lengua no es otra que el catalán. No pueden existir, tampoco, dos estatutos de catalanes, todos los catalanes deben ser iguales entre sí sin ninguna prerrogativa legal para ningún colectivo. Sólo existe un tipo de ciudadano catalán. Éstas son, abiertamente, las líneas rojas. Es sabido por todo el mundo que existe esa emoción, ese sentimiento de la españolidad, lo reconocemos. Como también reconocemos la violencia y amenazas de la minoría sobre la mayoría catalana. El estado catalán tendrá que demostrar su autoridad no renunciando nunca a estas líneas rojas”.

El texto que acaban de leer no es exactamente mío. Es una traducción y adaptación de las recientes declaraciones del ex primer ministro Manuel Valls en la cadena francesa BFMTV-RMC. He explicado el sentido de algunas expresiones y he sustituido a francés por catalán, corso por español, lengua francesa por lengua catalana y lengua corsa por lengua española. Quizás así se entiende mejor cuáles son las aspiraciones irrenunciables del independentismo catalán, o de cualquier independentismo, en la formación de un estado independiente. Ah, ¿que los españoles y los franceses son superiores a los corsos o los saharaui? ¿Y eso por qué? A través de este ejercicio se puede ver que Francia, la cosmopolita y culta Francia, sólo se considera viable a través de un estado fuerte y unitario. Nadie les acusa de racistas, ni de intolerantes ni de poco dialogantes. Y que la inmortal lengua francesa sólo podrá mantenerse en el tiempo si es monolingüe en su territorio político marcado. Las declaraciones de Valls tampoco son originales, son la plasmación pública de la doctrina estatalista de un buen jacobino recién llegado, que como nuevo converso, repite con entusiasmo y convicción.

Al fin y al cabo creo que lo que es bueno para el estado francés o para el estado español debe ser bueno para el estado catalán. Sobre todo si tenemos en cuenta que el catalán está perdiendo uso social gracias a los imperialismos y colonialismos español y francés. Conocidos por todos ustedes y por todo el planeta. La lengua catalana no subsistirá sin una terapia contundente. Las lenguas, nunca en la historia, en ningún lugar del planeta, jamás conviven en un único territorio. Cuando esto ocurre, siempre, siempre y sin excepciones, la lengua más pequeña es destruida y borrada por la mayor. En Suiza, por ejemplo, se puede ver perfectamente lo que digo. Aunque la Confederación Helvética tiene cuatro lenguas oficiales, sólo tres lenguas mantienen su vitalidad: el alemán, el francés y el italiano. ¿Por qué? Porque son las lenguas oficiales de cuatro estados monolingües, Alemania, Austria, Francia e Italia y uno monolingüe en la mitad del país, Bélgica. La cuarta lengua suiza, el romanche, reducida y minorizada por las otras tres, sin ningún estado monolingüe fuera de Suiza, se ha convertido en una lengua residual sin capacidad de recuperación real.

Hace cincuenta años el español era una lengua minoritaria en el conjunto de los Países Catalanes. Y hace cien era una lengua sólo escolar y administrativa, mientras que toda la sociedad catalana vivía únicamente en catalán. España tiene una deuda histórica con Cataluña al habernos destruido nuestro idioma y nuestra cultura. En lugar de reparar este ejercicio de barbarie imperialista, hoy lo intensifica aún más, con la colaboración de los poderes públicos catalanes. La desaparición de una lengua no tiene nada de evolución ni natural. La diversidad siempre es una riqueza para el mundo mientras sea auténtica diversidad para todos. Vivo en un estado, el español, y en una sociedad, la española, que me permite cambiar de sexo, de identidad, de nombre, pero no me permite ser catalán. ¿Por qué sucede esto? Simplemente porque una Jordina Galves seguiría pagando los mismos impuestos que ahora pero un ciudadano de la Catalunya independiente ya no pagaría nada a España. Quieren a Catalunya sólo por el dinero.