Después del pacto de investidura veo a bastante gente decepcionada. A ellos les dirijo este artículo, aceptando todas las críticas que pueda conllevar.

El 14-F la ciudadanía habló y dejó un resultado fragmentado. 52% independentista vs. 48% entre unionistas y federalistas. La victoria es nuestra, ¿por qué estar decepcionados? Pero a diferencia de Escocia, nuestro 52% está dividido en tres opciones claramente diferenciadas. Si entre estas tres opciones no vamos a la una, si nos dividimos en las estrategias, no iremos a ningún sitio. La gente gritaba unidad en las grandes manifestaciones de los últimos años; hemos acabado presentándonos divididos, pero nos tenemos que obligar a compartir una estrategia conjunta del 52%, nos guste o no.

Del 52% (74 diputados), hay 33 (ERC) que se presentaron con un programa de diálogo con el Estado, 9 (CUP) que proponían un nuevo referéndum en 2025 y 32 (Junts) que queríamos confrontar desde el minuto 1. Podéis estar decepcionados, pero no podéis exigir que no seamos demócratas, y el acuerdo de investidura debe reflejar este juego de equilibrios.

El 52% está dividido en tres opciones claramente diferenciadas. Si entre estas tres opciones no vamos a la una, si nos dividimos en las estrategias, no iremos a ningún sitio

Esquerra decidió pactar primero con la CUP y nos presentaron una propuesta de diálogo con el Estado durante 2 años máximo, y eso lo avalaban 42 diputados de los 74. El acuerdo final explicita que tenemos que pasar del diálogo a la negociación real, y que durante estos 2 años habrá un seguimiento celoso del avance (no como el último año y medio) y que nos preparamos para el embate desde el espacio de coordinación externo, fruto de la reformulación del actual Consell per la República.

El acuerdo firmado, pues, refleja bastante bien lo que ha votado la mayoría de los ciudadanos, y en ningún caso abandona el mandato del 1 de octubre. Al contrario, deja claro que sólo un referéndum acordado con el Estado puede sustituir este mandato y, por lo tanto, mientras no llegue (todos sabemos que no llegará), el mandato del 1 de octubre está plenamente vigente.

En el acuerdo también se pone de manifiesto la necesidad de defender internacionalmente el derecho de autodeterminación, de concretar propuestas de movilización ciudadana, de convertir el ICF en banco público, de buscar mecanismos de financiación exterior, y muchas cosas más que bien ejecutadas pueden ser clave en los próximos 2 años.

Así es que no veo motivos para la decepción si tomamos como referencia los resultados del 14-F, y sobre todo, si lo comparamos con las dos alternativas que había sobre la mesa. El gobierno en solitario de ERC tengo claro que habría ejecutado su programa de diálogo sin confrontación y habríamos consumido los 2 años (o 4) sin avanzar, aparte de incluir consellers de los comunes, que me parece evidente que habrían frenado el proceso político. La otra opción era repetir las elecciones, y creo que todos sabemos que habrían hecho president al exministro Illa, y sinceramente, con la gestión de la pandemia ya nos demostró de lo que era capaz de hacer...

Finalmente, es cierto que después del 1 de octubre nos habría gustado estar en otro escenario, pero, con los resultados de las elecciones del 14-F, la gente ha decidido y ha mandatado que nos pongamos de acuerdo para seguir conjuntamente la victoria del 52% y tendremos que hacerlo dando forma a la República Catalana.