Ante nuestras narices. El pez que se muerde la cola, también conocido como "la sociedad que preparaba el fracaso escolar de sus alumnos con el fracaso escolar de sus maestros cuando eran alumnos". No es una rueda, no, es un ventilador. Cierto que ha ayudado mucho que cada vez que en España deja de mandar un partido y entra otro, ¡patapam!, nueva ley de educación. Y la aprueban sin consenso con el otro gran partido, por lo tanto nace con fecha de caducidad. Porque la educación -también- se usa como arma política. Si continúa este ritmo, están a punto de conseguir dos cosas: 1/ Agotar las vocales y consonantes para bautizar leyes y 2/ Conseguir un nombre que necesite un par de horas para leerlo entero y sin hacerse un nudo en la lengua. Tome nota:

La LGE de los años 70 del siglo pasado, la LOECE de la UCD de principios de los 80, la LODE del primer PSOE, la LOGSE del PSOE de los años 90, la LOPEG del PSOE que se estaba yendo por primera vez, la LOCE del PP que llegaba por primera vez, la LOE del PSOE que volvía a mediados del dos mil, la LOMCE del PP que vino después y, finalmente, la LOMLOE del último PSOE. Si tenemos suerte, la próxima será la LOKESEA.

Viendo el temporal que venía, en el 2017 decidieron comprarse un paraguas denominado PAP, Pruebas de Aptitud Personal. Las tiene que pasar obligatoriamente quien quiera acceder a los estudios de grado en Educación Infantil o Primaria que imparten las universidades catalanas. Pues bien, este año ha habido un tornado que se ha llevado el paraguas y el 50% de los que estaban debajo cobijados. Sí, porque justamente han sido la mitad de los aspirantes los que no han superado la prueba. Es el peor resultado de la historia y un descenso de 12 puntos en relación al año pasado, cuando el porcentaje de aprobados fue del 63%.

El coordinador de la cosa, el señor Josep Maria Cornadó, viendo el panorama, ha retratado la realidad (imagino que instantes después de recuperarse del impacto): "los resultados son alarmantes porque muestran que los aspirantes a maestros no tienen una base sólida y hay que hacer una reflexión urgente del sistema educativo". Y ha añadido que "los aspirantes a maestro deben tener una cultura general sólida, una buena base, y por los resultados que hemos tenido este año, no la demuestran en la prueba". Pero como que es muy buena persona y muy generoso ha añadido "no digo que no la tengan, digo que no la demuestran". Vaya, un poquito como la mili, aquello tan boomer que te ocupaba catorce meses de tu vida, y que cuando te marchabas te daban una cartilla donde ponía "valor, se le supone". Una manera de decir que no habías demostrado si en una guerra habrías estado a la altura de lo que se esperaba de ti, que es derramar hasta la última gota de tu sangre para defender lo que unos señores con muchas medallas han decidido que hay que defender frente otros como tú que están en el otro lado de la trinchera y que se llaman "enemigos".

Ahora alguien podría decir que la culpa de estos resultados es de la pandemia. Sí claro, y que el perro se comió los deberes de este 50% de suspendidos. Pero si tú quieres estudiar Magisterio y tienes que pasar unas pruebas sobre competencia comunicativa y razonamiento y competencia logicomatemática para poder demostrar que tienes las aptitudes necesarias para ejercer de maestro y no las superas, quiere decir que te falla la base desde hace años, no estos últimos meses.

No hay que ser Corea del Sur con la presión inhumana que hay allí sobre los estudiantes, pero podríamos ser Noruega. Por ejemplo. El sistema educativo no funciona. Y cuando esto sucede, la culpa es de todo el mundo. De los que hacen las leyes, de los maestros y de la sociedad. Y de los sindicatos, que tendrían que empezar a hacer mucha autocrítica (¡pero MUUUCHA de mucha y más!). Pero también de los padres (y las madres). Porque entre todos estamos en una rueda perversa donde los padres no saben educar a sus hijos porque ellos no fueron educados en la escuela, porque los maestros que tenían que hacerlo no habían recibido una buena educación en su escuela. Un desastre total que hay que empezar a solucionar ahora para empezar a ver los resultados dentro de 20 años. Pero claro, en un mundo donde estamos pendientes en el titular de dentro de diez minutos ¿quién piensa en dentro de 20 años, verdad?