Manuel Valls, criado en el barrio de Horta de BCN, fue primer ministro socialista de la republicana Francia durante dos años y medio. Hoy ha asistido nuevamente a una manifestación de Societat Civil Catalana donde, entre otras cosas, ha defendido la monarquía. De momento la española. Veremos si se anima y en su próximo acto en el país vecino también defiende la monarquía. Concretamente la francesa. Sería bonito de ver.

Antes de ir a la mani de SCC, Manuel Valls ha ido al programa de Ustrell, en Catalunya Ràdio. Y allí ha dicho una cosa que supera su defensa de la monarquía: "En el mundo de hoy, cambiar las fronteras quiere decir que mañana habrá guerra". Y ha puesto los ejemplos de Yugoslavia y de algunas repúblicas exsoviéticas.

Diciendo eso y poniendo estos ejemplos, Manuel Valls ha demostrado que, o bien desconoce la historia política, social, cultural y demográfica de Yugoslavia y de las repúblicas exsoviéticas –cosa que dudo- o bien ha decidido convertir la historia en plastilina y darle la forma que más le convenía.

Hablando de guerra en Europa y poniendo como ejemplo una Europa que históricamente nunca lo ha sido, Manuel Valls ha tirado la piedra y ha escondido la mano. Porque, sin quererlo verbalizar, él se refería a la Segunda Guerra Mundial. Por eso ha hablado de "70 años de paz", una interesante coincidencia conceptual con los famosos "25 años de paz" que el franquismo celebró el año 1964.

Por lo tanto, lo que estaba haciendo Manuel Valls era recurrir al sonsonete que enseñan en el primer curso de argumentos para provocar miedo y donde se asocia independentismo con nazismo. Lamentablemente para el monárquico Manuel Valls, el argumento no se sostiene.

Supongamos que Catalunya se independiza de España, pasa lo que él vaticina y empieza una guerra. ¿Una guerra que sería de quién contra quién? ¿Se supone que de España, para defender su Sagrada Unidad, contra Catalunya, fracturador de la cosa, no? ¿Y, cuánto duraría esta guerra entre una España que tiene un ejército, unas armas y unas cosas de hacer mucho dolor a la gente contra una Catalunya que, como mucho, junta cien gramos de piulas? ¿En minutos, quiero decir? ¿Dos? ¿Quizás tres? ¿En el siglo XXI, qué guerra puede haber entre un Estado con ejército y alguien que no tiene ni boomerangs?

¿O es que quizás el señor Valls piensa que la OTAN defendería Catalunya? ¿Sí? Ah, pues si fuera así, entonces la guerra tampoco duraría ni dos minutos, pero porque quien no tendría nada que hacer sería España. Por lo tanto, estamos ante un argumento totalmente absurdo que pretendía dar miedo pero que acaba haciendo hacer el ridículo a quien lo expresa. Y, por cierto, como dijo Mao Zedong: "La guerra es política con derramamiento de sangre y la política es guerra sin derramamiento de sangre". Y aquí siempre se ha apostado por la política. Si alguien quiere guerra, no seremos los catalanes, por lo tanto la culpa de una hipotética guerra sería del bando que defiende Valls. El argumento, que ya estaba por los suelos, baja a la planta -234.

Y mientras Manuel Valls estaba en la mani de SCC aguantando pancarta y recogiendo sus argumentos del vertedero, a su lado había una gran ausencia. La de Inés Arrimadas. Desconozco la causa porque ni su partido ni los organizadores han dicho nada. Ni la han disculpado, ni la han excusado. Silencio total. No estaba ni se la esperaba. Y es muy, pero muy significativo, que quien ganó las elecciones del 155 no haya ido a una mani como la de este domingo. Una mani, por cierto, que ha pinchado.

Si me permite, tengo una teoría. Arrimadas no está cómoda en según qué actos ni en según qué situaciones. Y cuando esto sucede, se le nota. En los debates también. Sobre todo cuando tiene que defender cosas que no se las cree, pero que le toca defenderlas porque le entra en el sueldo. En la pancarta de hoy había grandes profesionales del cinismo, capaces de defender una cosa y la contraria en un intervalo de 30 segundos. Valls es un buen ejemplo, pero a su vera había auténticos campeones que lo convierten en un aprendiz. Arrimadas no es como ellos. Mi humilde teoría es que hoy habría sido incómoda. Por varios motivos. Y por eso ha optado por no ir. Pero sólo es una humilde teoría.

También podría ser que le hayan recomendado no ir para distanciarla del fracaso de convocatoria y de posibles incidentes. Podría ser. Pero es que su presencia no estaba ni anunciada...