En artículos precedentes me he referido a las identidades subordinadas, a las concéntricas, a las excluyentes, y a las calificadas, y con el artículo de hoy, sobre las identidades cruzadas, querría cerrar, momentáneamente, este círculo sobre las identidades.
Pues, venga, ¡vamos allá! Entiendo como identidades cruzadas la situación de aquellos ciudadanos que afirman que son capaces de tener dos identidades de manera simultánea y no contradictoria. Aquello que La Trinca, en su disco Nou de Trinca del año 1981, resumían a la canción Corasón loco (tocats de l'ala):
“...és difícil esbrinar (...es difícil averiguar)
com es poden mantenir (cómo se pueden mantener)
dues pàtries i no estar (dos patrias y no estar)
tocat de l’ala” (loco)
Bien, pues parece que hay catalanes, y en número creciente, que lo consiguen. Según datos del Centro de Estudios de Opinión (CEO), referidos al último trimestre de 2024, el 44% de la población residente en Catalunya se considera tan española como catalana, el porcentaje más alto de la última década, cosa que supone 14 puntos porcentuales más que en los momentos álgidos de aquello que se ha venido a llamar "el Procés".
En consecuencia, la adscripción a la identidad catalana ha bajado un 10% en este mismo periodo, y este descenso resulta que se da más o menos en la misma proporción entre los votantes de partidos que se reclaman independentistas.
Si tenemos presente que este grupo de la doble identidad conforma casi la mitad de los residentes en Catalunya, queda claro que sus opiniones y percepciones no pueden quedar muy lejos de los de la media de la población. Son, por tanto, personas mayoritariamente nacidas en Catalunya (64%), que tienen como lengua habitual el castellano (61%), y que ideológicamente se sitúan un poco más a la derecha que la media de la población (se dicen de centro el 60%). Que tienen una débil adhesión al concepto de independencia (15%), y entre la cual encontramos más partidarios de esta nonata España federal (24%), concepto político no identificado.
O sea, que nos encontramos con una parte de la población que combina sentimientos de adscripción y pertenencia, aunque los que se consideran exclusivamente catalanes o más catalanes que españoles siguen representando un 40% de la población total del Principado.
En este sentido, me parece relevante destacar que la mezcla cultural que se da, principalmente, en la zona metropolitana de Barcelona, y también de Tarragona, ha acabado creando muchas identidades híbridas. Pero incluso en estos ámbitos, entre las generaciones más jóvenes la identidad exclusivamente catalana tiende a estar más extendida que entre los mayores.
"No veo nada claro cómo se pueden mantener dos patrias y no estar loco". Explica muchas de nuestras debilidades, la debilidad de la lengua, y la división del país en territorios que no se hablan y tienden cada vez más a aislarse y a desconocerse
Aun así, la dualidad sigue estando bien presente, porque de hecho la identidad nacional enlaza con la lengua familiar, el origen y el género, porque las mujeres tienen un sentimiento de identificación catalana más alto que los hombres jóvenes (de hasta un 5% de diferencia). Por eso, es importante el uso habitual de la lengua catalana como fundamento y fuente de progreso de la identidad catalana.
Volviendo al tema de las áreas metropolitanas, tenemos que hay una dicotomía con respecto a la identidad catalana entre los habitantes de estas áreas y el resto del país. La Catalunya territorialmente dual sigue existiendo, y nos encontramos con una Catalunya urbanoindustrial de izquierdas en el litoral y en las áreas metropolitanas, ante una Catalunya más homogéneamente alineada con la identidad catalana en el interior y en ciudades que son grandes ejes de comunicación transcomarcal.
La ciudad de Barcelona, por su parte, es un microcosmos donde, hoy por hoy, tiene más fuerza electoral, y de dirección política, el eje derecha-izquierda que no el estrictamente nacional, y eso explica algunos votos inverosímiles, en cualquier otra instancia, en el Saló de Cent. O no...
De todos modos, yo sigo siendo un fiel trincaire, y creo que:
Això ens passa als de per aquí [Eso nos pasa a los de por aquí]
i als d’algunes altres zones [y a los de algunas otras zonas]
que mantenim dues pàtries [que mantenemos dos patrias]
com qui manté dues dones [como quién mantiene a dos mujeres]
Para los quisquillosos, aplicad el corrector temporal que sea necesario, pero “jo tampoc no veig gens clar com es poden mantenir dues pàtries i no estar tocat de l’ala” [yo tampoco veo nada claro cómo se pueden mantener dos patrias y no estar loco].
Poder es posible porque una parte significativa de la población dice que se puede y lo practica, pero eso también explica muchas de nuestras debilidades, la debilidad de la lengua, y la división del país en territorios que no se hablan y tienden cada vez más a aislarse y a desconocerse. Quizás nos iría mejor si no hubiera tanta gente tocada de l'ala. Claro está que para eso también haría falta que entre los defensores de la identidad catalana tampoco hubiera muchos.