En su muy esperada presentación del libro "España amenazada", Luis de Guindos relató los momentos y las circunstancias más difíciles y exigentes que desde 2012 ha atravesado una economía que aún no ha salido de la crisis. Lo hará -dijo- cuando recuperemos los niveles de renta de antes de la recesión y cuando lleguemos a los 20 millones de trabajadores". Y añadió, refiriéndose al parón político, que "la inercia del crecimiento es muy fuerte, pero esto no va a durar". La cuestión es que aún cuando se supere el desgobierno la inercia no va a durar mucho tiempo. Y es que todo el entorno exterior, hacia el que está orientada la economía española, se está deteriorando.  

El pasado 8 de septiembre, Mario Draghi, presidente del BCE, dijo que la economía europea se mueve en un entorno de gran incertidumbre. "El escenario sigue sujeto a riesgos a la baja" agregó, y tras situar el crecimiento de la zona este año en 1,7%, redujo la previsión para 2017 y 2018, hasta el 1,6%. Es decir, Europa en vez de ir a la recuperación va al  estancamiento.

Europa en vez de ir a la recuperación va al  estancamiento

Expertos como Carmen Reinhart y Kennett Rogoff habían estimado que para que haya una recuperación global tras una gran recesión financiera (como la iniciada en 2007/2008), se necesitan 10 años. Pues bien, para el BCE en el 2018 nadie va a reingresar con facilidad en la Arcadia perdida.

En la Reserva Federal (Fed), cuando se habla de crecimiento en EEUU, las dudas sobre si ha llegado el momento de normalizar la política monetaria y subir los tipos de interés, en vez de reducirse con el tiempo se incrementan. En su discurso en Jackson Hole, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, citó a dos figuras claves del momento. El primero es John C. Williams, presidente de la Fed de San Francisco, quien está sugiriendo elevar el objetivo de inflación del 2% al 4%, con el fin de echar mano de las políticas monetaria y fiscal a fondo. De no hacer nada, advierte, "en esta nueva normalidad en que nos movemos, las recesiones tienden a ser más largas y profundas y las recuperaciones más lentas".

El otro gran teórico, Robert Gordon, que comparte parcialmente la tesis del "estancamiento secular" de Larry Summers, afirma que "en un periodo de tiempo en el futuro, quizá de 25 a 40 años, el crecimiento de la renta real disponible para el 99% de la población será del 0,2% anual frente al 2% anual en los cien años anteriores a 2007". Vientos adversos soplan con dureza.

A esta orientación declinista se acaba de sumar el servicio de estudios del Deutsche Bank, según el cual "estamos acabando el ciclo largo de 35 años que comenzó en los 80". En  el informe del 8 de septiembre titulado "An ever changing world", el equipo dirigido por Jim Reid señala que "la economía global se dirige hacia tres décadas de lento crecimiento. La inversión dará marcha atrás durante los próximos 35 años. Y los políticos tendrán dificultades para cumplir con los retos económicos, sociales y políticos que se deriven".

La economía global se dirige hacia tres décadas de lento crecimiento

El estudio del Deutsche Bank argumenta que todas las condiciones subyacentes a los 35 años anteriores de aumento del crecimiento y la prosperidad mundial se están desvaneciendo. 

"Estamos a punto de ver una reestructuración del orden mundial que regía la política, la política económica y los precios de los activos desde 1980 hasta la actualidad", señala el informe.

De acuerdo con Deutsche, los temas comunes en los próximos 35 años serán los siguientes: menor crecimiento real, una inflación más alta, menor comercio internacional, una emigración más controlada y menores ganancias de las empresas como porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB), entre otras cuestiones, como el envejecimiento de la población o la educación.

En resumen, en el escenario que se dibuja para el futuro no es fácil divisar la presencia del cuerno de la abundancia. El marco actual de margen va a desaparecer. Bueno sería aprovecharlo al máximo mientras haya tiempo.