La aventura política de los últimos años en Catalunya y sus consecuencias siguen siendo objeto de debate y discusión. La deriva de lo que ha representado el hito del 1-O sigue suscitando diversidad de análisis. Uno de los últimos -de un tono marcadamente crítico- es el que ha hecho ek escritor Miquel de Palol en una entrevista publicada en el número de junio de la revista Serra d'or, donde el autor sostiene que "el procés es uno de los mayores ridículos históricos de los últimos tiempos". Es más, este intelectual catalán considera que el procés "ha sido una operación de los españoles para acabar de aniquilar Catalunya".

Con un tono contundente y poco compasivo, De Palol sostiene en la entrevista que "pretender separarse de un territorio más fuerte, que actuará usando la fuerza para detenerlo, es hacer una revolución, y es muy difícil hacer una revolución sin muertos". El escritor no duda a afirmar que "si no se está dispuesto a este coste, vale más no ponerse a ello". El autor defiende esta teoría mostrándose convencido que "los castellanos no pactarán nunca un referéndum de autodeterminación en Catalunya, porque es contrario a su ADN, a su esencia".

Catalunya sustituye a ETA como "enemigo" de España

En el marco su reflexión sobre el fracaso del procés independentista, De Palol expresa que otra teoría es que "España es un invento de las Cortes de Cádiz, no es una nación" y añade que "para tener una esencia colectiva" el Estado español necesita una causa de ser, "porque no tiene bastante coherencia interna para instituirse como nación". Y esta causa, continúa, "es tener un enemigo". "Cuando ETA se disolvió, -apunta al autor- los españoles se quedaron cojos, les faltaba la razón de existir". Ante este contexto, dice De Palol, "miraron hacia Catalunya" y "nos tomaron el pelo con promesas que no tuvieron nunca la intención de cumplir, engaños para que los catalanes cayeran de cuatro patas", "el procés fue una acción catastrófica provocada por España".

Los catalanes, según De Palol, fueron los sustitutos de ETA y opina que "el "A por ellos" es una de las manifestaciones de una operación política perfectamente calculada y programada". El autor de obras como El jardí del set crepúscles o El Quincorn, considera que "el procés ha sido una operación de los españoles para exaltar y fortalecer la entidad nacional española y, de paso, para acabar de aniquilar Catalunya, que hoy está igual o peor que en los años cuarenta del siglo XX". "La ventaja de ahora es que no nos fusilan y el grado de violencia física es menor", apunta.

El país está peor que en los años cuarenta del siglo XX

Estableciendo comparaciones sobre los años cuarenta, De Palol defiende en la entrevista que en aquel momento "había una identidad catalana colectiva operativa; exiliada, perseguida, prohibida, pero existía; ahora no". "Las instituciones que teóricamente tendrían que defender la identidad catalana, su tradición, sus valores, están mandadas por auténticos inútiles, que, además, son profundamente incultos, o el efecto es como si lo fueran".

De Palol también expresas opiniones sobre la situación de la literatura catalana, que son tan negativas como su visión política. "Todavía se arrastra la lacra del Noucentisme, una especie de manía provinciana, reductiva y corta de miras, un gueto medio universitario fuera de la calle, que habría que sacarse de encima". Aparte, añade, hay "una especie de sálvese quien pueda de disolución, marcado exclusivamente por el mercado". El escritor avisa que ahora mismo "el mercado es la prescripción" y que "interesa lo que se vende" porque "si no vendes, no vales nada". Eso, opina, es "profundamente destructivo de cualquier literatura, pero en el caso de la catalana es peor porque es más pequeña".

Una de las últimas novelas de De Palol Bootes, del 2023. Aquel mismo año publicó en inglés en los Estados Unidos su novela de 1989 El jardí dels set crepúscules, que recibió elogios de la crítica en The New York Times. En Francia, también en el 2023, el novelista recibió el Prix Ulysse por el conjunto de su obra. Precisamente es en los EE.UU. y en Francia donde el escritor deposita ahora sus expectativas. En cambio, "las expectativas sobre mi país son muy pobres", concluye.