Cuantos más premios literarios tiene un país de peor salud cultural adolece. Por eso Catalunya tiene más premios que nadie, más que Alemania, Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos. Tiene más premios que días tiene el año y precisamente por eso cada día tenemos menos lectores en catalán, menos presencia internacional, menos calidad. El sistema literario catalán es tan perverso y está tan poblado de falsos artistas que un gigante literario como Enric Casasses vive prácticamente en la clandestinidad, sin los premios, honores y dinero que habría obtenido, por ejemplo, en Francia. Nos tendría que caer la cara de vergüenza. Y mientras tanto, Pilar Rahola recibe 60.000 eurones del premio Ramon Llull, pagado por Planeta. Gracias a las grabaciones del ministro Jorge Fernández Díaz todos sabemos a estas alturas en qué liga juega la antisoberanista editorial Planeta y cuáles son sus relaciones con el PP. Qué sorpresa que a la biógrafa del president Artur Mas una editorial marianista le dé tanto dinero. Por la calidad del arte de la palabra contenida en el torpe libro llamado Rosa de cendra ya les juro yo que no.

En un país en que la literatura se ha convertido en una especie de falsa nobleza, los premios son, en general, el territorio predilecto de la impostura, la falsedad y el tráfico de influencias de baja intensidad. La situación económica es tan comprometida hoy que buenos y malos escritores se pirran por este o aquel premio dotado con uno o dos puñados de eurones. O tres puñados. Es exactamente por este motivo que J. V. Foix decía tozudamente que él no juegofloreaba y que buena parte de los escritores serios y con solvencia económica huyen del descrédito social en que se han convertido los premios. "Antes hacer la calle que presentarme a un premio. Cuando te dan un premio en Catalunya te hacen un favor que antes o después te cobrarán" me dice un famoso escritor que me ha prohibido severamente que lo cite aquí.

En este contexto tan insalubre ha aparecido la noticia según la cual Òmnium Cultural ha creado un nuevo premio literario. Otro. En este caso, a una obra ya publicada. La información confirma con este nuevo dato la profunda desorientación y decadencia cultural en que se encuentra empantanada esta venerable institución que, últimamente, hace más política que otra cosa. Premios a obra publicada sobran. La literatura catalana no mejorará con la progresión geométrica de la gran cantidad de premios que soportamos. Más bien se produce la curiosa paradoja que los premios son contraproducentes. Cuantos más premios y sólo premios y nada más que premios tenga el sistema literario catalán acabará implosionando como una supernova. Es legítimo pedir a una institución que, al menos en teoría, trabaja para la cultura catalana, que no contribuya a hundirnos más. Es legítimo pedir a Òmnium que se cuide de preservar el Premi d'Honor de les Lletres catalanes, cada vez más desprestigiado. Otorgado, cada vez con más frecuencia, a personajes mediáticos o poderosos dentro de nuestro ámbito cultural y no a grandes escritores que merecen ser honrados. Isabel-Clara Simó no merecía el premio que fue negado a Josep Pla o a Josep Carner. Ni el padre Massot tampoco. Por este camino, siguiendo el criterio de dar el Premi d'Honor de les Lletres catalanes a personalidades del resistencialismo antifranquista acabaremos por otorgarlo también al Barça. También el Barça hizo y hace mucho por Catalunya. Y quizás escribe mejor que algunos escritores galardonados.

Parece, sin embargo, que este nuevo premio haya sido pensado para conceder favores, repartirlos y cobrarlos antes o después. Algo diremos sobre los responsables avalados por su trayectoria. Como Bernat Puigtobella, un señor que es cualquier cosa menos un editor reputado por su independencia o por su interés por la calidad literaria. Puigtobella hace de director de un digital en el que los demás trabajan para él gratis a mayor gloria de Planeta. Después tenemos a Carme Fenoll. Recientemente apartada de sus responsabilidades como jefa de las Bibliotecas de Catalunya. Según una reciente resolución oficial del Departament de Cultura, esta señora plagió el 35% del proyecto que presentó para continuar como jefa de Bibliotecas. Y según la resolución, su nivel de catalán es cero. ¿Vosotros, los de Òmnium, también estáis por el "govern dels millors" o qué?