No nos tendría que venir de nuevo, pero aun así sorprende la creciente indignidad de según qué personajes. Vaya de entrada, gustarme no me gustan, pero les aseguro que se han ganado a pulso mi desagrado. Este no es de partida, sino de trayecto y seguramente de final, vista la última contribución a su gloria personal. Hablo de las últimas declaraciones de Cercas en El Periódico y las prisas de Iceta por reproducirlas y, por lo tanto, hacérselas suyas.

Cercas ha dicho en una entrevista: “Esta crisis es terrible, pero me afectó más el otoño del 2017”. Sólo un dato, la crisis a la que hace referencia es la de la Covid-19, que, hasta ahora, cuenta ya los muertos por muchos millares en España, a pesar del baile de cifras del gobierno central.

A mí me parece una barbaridad menospreciar a las personas que se ha llevado la Covid-19 —de hecho, seguramente posiblemente más por la mala gestión que no por la propia enfermedad—, y el sufrimiento de las familias afectadas; aparte del sufrimiento económico y social del conjunto de la ciudadanía por las medidas políticas adoptadas. Es fácil pensar que es el nacionalismo español, que ya lo tiene eso, lo que les hace decir tanta barbaridad, sin embargo, me parece, sin negar el tipo de posicionamiento, que hay más.

Ya lo tiene que cuando no te guía el respeto al otro, sólo cuentas las víctimas del que consideras el enemigo y no miras las tuyas

De hecho, de Cercas se puede esperar muy poco y, en todo caso, lo que se puede prever es tantas insensateces como se puedan decir respecto de Catalunya y de muchas otras cosas. No pienso ni argumentarlo, sólo me remito a otras de sus declaraciones más sonadas: "La gran traición", comentada columna del diario El País, del 16 de junio del 2019. No está bien y, por lo tanto, no lo criticaré; todo tipo de sufrimiento merece un respeto. Incluso aunque los hechos sean inventados o imaginados, y aunque no pueda compartir, ni de lejos, no su ideario político, sino su idea de la vida. Es lo que más duele de aquel artículo, ver la miseria de su planteamiento vital.

En el caso que hoy nos ocupa, Cercas lo ha dicho e Iceta lo ha repetido. Ya lo hacen algunos políticos que les gusta que todo el mundo los vea como compis de diferentes tipos de famosos no políticos, en este caso un escritor premiado, de los cuales lo que menos importa es la reputación y lo que más la pseudopopularidad. Pero en él, en Miquel Iceta, las palabras de Cercas toman todo otro cariz.

Para mí que Iceta aprovecha cualquier ocasión para minimizar el desastre de gestión del gobierno de Pedro Sánchez y por eso, con el ramalazo automático de vasallo entregado a la causa, ha tuiteado en movimiento reflejo al ver que la culpa no se atribuía al desastre de gestión de la crisis y encima se daba a la independencia de Catalunya. Se ha cegado, y los muertos le han pasado totalmente por alto; si no, de otro modo, querría decir que las bajas de la ciudadanía no le importan o las considera poca cosa para la grandeza de España. Aparte de abyecto, eso es muy peligroso, porque es un político con responsabilidades de partido, un partido que hoy por hoy tiene el poder, y por lo tanto, de una manera u otra, nuestras vidas estan en sus manos. Y ha dejado bien claro lo que valemos para él. No la vida de los y las catalanas, la de todas y todos los españoles; la suya y la de los que él ama y considera por alguna razón, seguramente no, pero no lo puedo afirmar. Hay que hacer la aclaración, teniendo en cuenta el clima instalado y no superado del “a por ellos" respecto de los independentistas, para que se entienda bien el alcance de la barbaridad, y no es que lo otro no lo sea: hablamos de toda la ciudadanía del Estado.

Ya lo tiene que cuando no te guía el respeto al otro, sólo cuentas las víctimas del que consideras el enemigo y no miras las tuyas, y cuando mayor es el afán por aumentar sus bajas más hay también tuyas. Y no tengo claro aún que eso no haya pasado con la gestión de la epidemia que han hecho el gobierno del PSOE y de Unidas Podemos, y las declaraciones como estas no ayudan.