Gracias, Inés, por haber cambiado la sede de tu negociado, por exportar la empresa de provocación social que tenéis montada en Ciudadanos desde Catalunya a Madrid. Las excursiones son sin duda vuestro producto estrella. Desde Waterloo a Altsasu, desde el pueblo de Puigdemont a la retirada de lazos, hasta llegar al Orgullo madrileño. Debe ser que el tema de los colores os pierde.

Ni siquiera he leído con detalle lo que ha pasado porque reconozco la pauta, la estrategia, de antes, durante y después. Y, sobre todo, porque reconozco la musiquilla de victimización de Ciudadanos ante los fascistas y antidemócratas que encontráis por todas partes y no os dejan vivir allí donde vais. ¡Es indignante que la buena gente no pueda salir a la calle, sea excluida y que se politice todo! Cuánta razón que llegáis a tener y cuántas horas de tele que llenaréis.

En Catalunya, el teatro para demostrar la violencia os daba mucho más trabajo, pero no sufríais ni pizca por vuestra seguridad

Ahora bien, me parece que en este último paseo habéis probado un tipo de respuesta diferente, por otra parte, nada encomiable, que me recuerda mucho y mucho al cuento de Pedro y el lobo. Tanto llamar al mal tiempo, al final ha llegado; o, como ahora se dice, más modernamente, repite mucho una cosa que se convertirá en realidad. Celebro y mucho que haya sido fuera de Catalunya, entre otras cosas porque hoy mismo ya habría unos cuantos y unas cuantas, de catalanes y catalanas y ya ni siquiera necesariamente independentistas, en prisión. Y además habría muchos y muchas de los asistentes y de los espectadores de este Orgullo madrileño que os hubieran coreado el agravio sufrido; quizás ahora reflexionarán sobre lo peligroso que es creerse los relatos sin más contraste, ni de versión ni de hechos. No sé, sin embargo, si todavía pido demasiado, dado que ser víctima de un tipo de fobia social no te asegura reconocer las otras. En mente, un ejemplo muy claro, pero no quiero alimentar la polémica.

Espero que ahora además sientas cierta nostalgia de Catalunya, y no porque te acogiéramos como una catalana más, sino porque aquí, en Catalunya, el teatro para demostrar la violencia os daba mucho más trabajo, pero no sufríais ni pizca por vuestra seguridad. Teníais que esforzaros más con el fin de explicitar el mal trato recibido ante la inexistencia de hechos y por lo tanto de imágenes de los mismos, excepto las manipuladas, que avalaran vuestro relato de fractura, de miedo, de acoso, de ignominia, de inseguridad, de fascismo, de antidemocracia, pero teniendo la absoluta tranquilidad de saber que no os peligraba nada porque el independentismo es y ha sido absolutamente pacífico. Es decir, las vuestras eran aquí salidas fáciles, cómodas y tranquilas, de P3, más todavía cuando lo que os encontrabais era un Tortosa, pero ya sabemos que, en todas partes, al subir de nivel aumenta la dificultad.