Robert Francis Prevost, el 267.º papa de la Iglesia católica, abrió los ojos hace exactamente 70 años en Chicago tal día como hoy, un 14 de septiembre. Hoy es el día de la Exaltación de la Santa Cruz. Todavía no sabemos cuál será la cruz del Papa.

El Papa de corazón peruano es norteamericano de origen. Su padre era de origen francés e italiano, y la madre, Mildred Martínez, de raíces españolas. Me lo imagino de pequeño, cuando se hacía llamar Bob, delante de aquellos pasteles de muchos pisos y de colores pastel de los años 50, soplando velas y totalmente ajeno a qué sería de mayor. Aquel niño que habita ahora una de las personalidades más relevantes del mundo, aquel pequeño Bob es ahora un líder moral que también dedicará su cumpleaños a repetirnos que nos tenemos que pacificar todos juntos.

El Papa que ahora empieza la década de los setenta, el Papa que todavía no ha vivido ningún otoño, ni ningún invierno en el Vaticano, este hombre discreto y atento solo estaba calentando motores

El Papa que trabaja por la paz, en sordina y a máximos decibelios si hace falta, de todas las maneras posibles, es una persona universal. Hacerse agustino ya indicó que quería vida comunitaria y que el concepto de la amistad era importante para él, así como la misión, marchar, conocer nuevos pueblos y establecer lazos donde fuera. Ahora esta es su misión. En LinkedIn si tuviera un perfil tendría que poner pontífice, constructor de puentes. Los ingenieros que construyen puentes se enfrentan a un proceso complejo que reclama planificación, materiales, mano de obra especializada y cumplir con la normativa. El Papa, para construir los puentes a los que está llamado, también necesita moverse en estos mismos parámetros. Este pontífice aparentemente discreto está conjugando muy bien la tríada de paz, unidad y amor.

Pero todavía no lo conocemos, porque por muchas audiencias, mensajes al Ángelus y a Regina Caeli, audiencias, cartas, discursos, homilías y mensajes, desde Jornadas Mundiales de los Pobres a los Migrantes y refugiados o a los Abuelos y Personas mayores, cuando sepamos cómo es este Papa será cuando escriba encíclicas y deje su pensamiento fijado, y cuando viaje y veamos dónde escoge moverse. Hasta ahora está todavía encajonado en el Vaticano, y a pesar de los pequeños márgenes que él se da —ahora voy a Castelgandolfo, ahora me muevo por la ciudad—, no lo hemos visto en acción, fuera de su zona de confort. El Papa que ahora empieza la década de los setenta (que por lo que veo con mi madre y con compañeros diversos es la década donde no se tienen pelos en la lengua, eres consciente del tiempo y vas al grano), el Papa que todavía no ha vivido ningún otoño, ni ningún invierno en el Vaticano, este hombre discreto y atento solo estaba calentando motores. Atentos, pues, al septuagenario León.