Junts per Catalunya ha asestado un golpe contundente a la legislatura española. Ha anunciado que presentará enmiendas a la totalidad a todas las leyes pendientes —excepto a tres—, a los presupuestos y a cualquier nueva iniciativa que provenga del Gobierno del Estado. Si el PSOE pensaba que el aviso de la semana pasada era solo una escenificación preelectoral, ayer comprobó que no. Lo que algunos interpretaron como una advertencia retórica, se ha convertido en una estrategia de bloqueo total en el Congreso.

La ruptura no ha sido repentina. Desde hace tiempo, Junts denuncia el incumplimiento de la ley de amnistía, la falta de traspaso de competencias en inmigración, la ausencia de una ley contra la multirreincidencia y el fracaso de la oficialidad del catalán en Europa. Conviene recordar que hace un año Junts ya avisó: quería presentar una moción de confianza a Sánchez, pero el mediador internacional recomendó aguantar un año más, a la espera de algún éxito. El año se ha agotado y los incumplimientos se han acumulado sin remedio.

Tampoco se producen avances en otros frentes. El sistema de financiación autonómica —en manos de la candidata del PSOE en Andalucía— no avanza, Rodalies sigue colapsado, las inversiones en Catalunya continúan con déficit y en Madrid ,con superávit. Mientras tanto, el PSOE ha ido posponiendo hasta 21 leyes que, por una u otra razón, no le apetecía negociar con Junts. Las ha ido encallando mediante filibusterismo parlamentario. Ahora Junts dice basta: bloqueo al presente, al futuro y a los presupuestos.

Los últimos presupuestos aprobados por un gobierno español son los de 2023, votados en 2022. La nueva legislatura, iniciada en julio de 2023, vive de prórrogas. Ningún presupuesto nuevo. Una práctica irregular que contrasta con la crisis de 2019. Ese año, recordémoslo, se convocaron elecciones porque el PSOE no consiguió los apoyos necesarios para aprobar los presupuestos tras la moción de censura a Rajoy. Ahora, en cambio, con una situación similar, Sánchez sobrevive a base de prórrogas. ¿Qué opciones tiene el PSOE? Buscar nuevas alianzas es casi imposible. Cambiar de estrategia para cumplir con Junts parece tarde. ¿Cuestión de confianza? La perdería. ¿Gobernar por decreto? Ya lo hace, y es una mala praxis que debilita la democracia.

Junts dice basta: bloqueo al presente, al futuro y a los presupuestos

Parece que la estrategia elegida para hacer frente a los problemas judiciales que rodean al Partido Socialista y al entorno familiar de Pedro Sánchez ha sido mantenerse en el poder a cualquier precio y tirar de decretos ley y prórrogas. Pero a todo esto se suma ahora la investigación de la Audiencia Nacional sobre una posible financiación irregular del PSOE y el bloqueo de Junts. Dos nuevos elementos que pueden condicionar seriamente cualquier estrategia de continuidad de Sánchez.

También hay que tener en cuenta el calendario político: se acercan elecciones autonómicas en Extremadura, Castilla y León y Andalucía, todas gobernadas por el PP. Un escenario que puede reforzar el poder territorial popular y debilitar aún más al PSOE. Además, habrá que ver cómo evoluciona la situación en el País Valencià, también bajo control del PP. Si finalmente hay elecciones a principios de 2026 y, tras todo lo ocurrido, el PSOE no es capaz de ganarlas, sería un fracaso importante.

No es un paisaje agradable el que contempla Pedro Sánchez todas las mañanas al despertar. Si sigue fiel a su manual de resistencia, parece que la opción elegida será asumir un bloqueo total de lo que queda de legislatura a cambio de mantenerse en el poder. Pero también nos tiene acostumbrados a giros de guion inesperados: mociones de censura, repeticiones electorales, pausas para reflexionar y pactos con quienes juró no pactar. No se puede descartar, por lo tanto, que esté considerando adelantar las elecciones. Ha efectuado movimientos estratégicos para intentar asegurarse apoyos de la izquierda y en Catalunya, que es de donde principalmente bebe el PSOE cuando gana elecciones: ley de amnistía, Palestina, enfrentamiento con Trump. El menú está servido: bloqueo o elecciones.