Menos de 2.900 militantes de JuntsxCat han decidido que su partido salga del Govern. La votación ha superado la aprobación de entrar, ahora hace año y medio. Las bases de JuntsxCat han hecho el trabajo que los órganos del partido no han osado hacer —falta de ánimo o cinismo— y han tomado una decisión, solo una: salir del Govern. Decisión que ellas no pueden gestionar. Lo cual da a entender lo barato que resulta, según cómo y cuándo, la toma de decisiones. A partir de ahora, todo el resto de consecuencias y decisiones correspondientes no es previsible que pasen por el cedazo de la consulta a las bases, aunque desde la oposición, todo es posible, porque el coste es mínimo.

Lo que es difícilmente tragable es que si, con más de dos millones de votos proindependencia, votos de ciudadanos que querían y quieren ser libres, no se obtuvo la independencia —olvidemos los mutuos reproches posteriores—, es pura magia creer que 32 diputados, con el apoyo de menos de 3000 militantes, lo conseguirán. Es más fácil que la cigüeña traiga a un niño de allí de donde vengan los niños. Y todavía menos si sobrevuela la Diputació de Barcelona, donde las bases nunca han sido llamadas y parece, una vez más, una oficina de colocación. Igual de difícilmente tragable es abandonar el Govern en un momento cenital de la crisis mundial que vivimos, cosa que es todavía menos tragable diciendo que se está en el conjunto de la gente para resolver sus problemas.

Sea como sea es lo que hay. Una primera consecuencia: se diga lo que se diga, el independentismo, desde las 17:05 de ayer, es más débil y lo será durante mucho tiempo, porque la herida entre las dos grandes almas de la soberanía de Catalunya ha entrado en una espiral de desconfianza que dista mucho de haber alcanzado su máximo. Los termómetros del cainismo reventarán varias veces hasta las próximas elecciones.

Ahora es el momento de dar muestras de inteligencia política, al no hacer de los nervios instrumento de gobierno. Tiene que quedar claro que los liderazgos no se construyen con humo, sino con conceptos. Y de conceptos, en la consulta en las bases, no hemos visto ni una brizna.

Y hablando de elecciones, ciertamente es una opción. Es la bala de plata del president, pero bala de plata solo hay una. Entiendo, sin embargo, que lo que hace falta ahora es preservar el bienestar de la ciudadanía con las mejores políticas públicas, lo que será la mejor carta de presentación para las elecciones cuando estas lleguen. Es el momento de la estabilidad por encima de todo, porque no hay objetivo más honorable que trabajar para el bienestar de la gente, lo posible, y un poco más. Aquí radica la legitimidad y no en las descalificaciones.

La cuadratura del círculo con el PSOE, aquí y allí, es la nueva asignatura a aprobar. La Mesa de Diálogo —es decir, amnistía y autodeterminación— seguirá siendo la piedra en el zapato de las dos formaciones; en consecuencia hará falta impulsarla cueste lo que cueste, en materia de amnistía, se diga como se diga el resultado final.

Ahora es el momento de dar muestras de inteligencia política, al no hacer de los nervios instrumento de gobierno. Tiene que quedar claro que los liderazgos no se construyen con humo, sino con conceptos. Y de conceptos, en la consulta en las bases, no hemos visto ni una brizna.