"Pocas cosas desmoralizan más que la injusticia hecha en nombre de la autoridad y la ley."

Concepción Arenal

Cada vez que habla Grande-Marlaska, nos devuelve a la minoría de edad. Cada vez se desencadena un insulto masivo a la inteligencia. La verdad, amedrentada, asaltada por las mentiras fabricadas al por mayor y la prepotencia de los que se dieron, entre ellos, Transición y Constitución, corre a refugiarse bajo los adoquines. Mientras gente como Grande-Marlaska represente a la autoridad competente, nunca encontrará la playa. Las perlas de la última cosecha del ministro de Interior en funciones nos explican que eso que pasa en las villas y ciudades de Catalunya, estas cinco Marchas per la Llibertad (la última, la sexta, este domingo, haciendo a buen paso y bajo la lluvia los 18 km que separan Waterloo de Bruselas) esta reacción insubordinada de la gente más joven cuando oscurece, esta pérdida por miedo a que es tan nítida como su pérdida de poder, es tan sólo un problema de orden público.

Dejémoslo de momento sólo en un "problema" que, por más que lo quiera reducir y menospreciar, se agrava con el comportamiento de algunas fuerzas y responsables del orden público. Seguramente no tendríamos que mirar las fotografías y vídeos de estos días que demuestran que miembros de la Policía Nacional, pero también de los Mossos, se están excediendo en el uso de la fuerza. De uniforme o sin, de martes a domingo, en un tipo de semana temática que empezó con una instructiva visita al aeropuerto y siguió con una noche fraternal en que los neofachas bajaban a pie, sin problemas, desde Sarrià a plaza Catalunya con bates de béisbol y navajas muy fotogénicas a la vista, y algunos otros episodios no demasiado pacíficos de los cuales todavía se resienten periodistas y fotógrafos. A la espera del último recuento de Mèdia.cat, que ya incluirá al cámara de TV3 golpeado el sábado, el número total de periodistas heridos hasta el viernes y desde el lunes era de 58. La noche del viernes fue especialmente dura: 20 en total, de los cuales 14 por la policía (13 en Barcelona y uno en Girona); uno por manifestantes de extrema derecha (Valencia) y cinco por autores desconocidos (Barcelona).

Molestan los que repiten que Grande-Marlaska va desnudo cuando nos quiere hacer creer que no se trata de ninguna cuestión política, sólo de orden, y repite veinte veces que las fuerzas policiales han actuado con proporcionalidad

Porque la solidaridad con los presos y presos políticos se ha extendido a València, Palma, Madrid, San Sebastián, Bilbao y otras ciudades donde mucha gente demócrata no puede aceptar las duras penas de la sentencia del Tribunal Supremo y entiende que es un paso más en la declive de derechos y libertades. Y molestan los testimonios lúcidos, los que se niegan a hacer de comparsas, los que repiten que Grande-Marlaska va desnudo cuando nos quiere hacer creer que no se trata de ninguna cuestión política, sólo de orden, y repite veinte veces que las fuerzas policiales han actuado con proporcionalidad. No se da cuenta de la incongruencia (una más) en la que cae. La supuesta "proporcionalidad" queda hecha migajas cuando se alega también para defender las cargas hechas con la misma furia contra las "miradas de odio" del 1-O sin ni un solo contenedor quemado. Sólo manos arriba y defensa pacífica, muy pacífica, de las urnas.

La "proporcionalidad" del señor Grande-Marlaska queda a la misma altura de su empatía por la ciudadanía apaleada, de algunas víctimas de la violencia con graves afectaciones irreversibles. Su injusta proporcionalidad es la de la ley mordaza, encorsetada, al margen de cualquier lógica, en un problema de orden público para evitar el funesto vicio de pensar, hablar y, sobre todo, de escuchar.

Seguramente por eso, porque según el ministro en funciones no se trata de ningún problema político, se justifica que el presidente en funciones no conteste el teléfono al president Torra. Un presidente de Catalunya que ya sólo le falta grabar en el contestador automático un mensaje de condena de la violencia sin paliativos ni equidistancias (asumiendo el sarcasmo de la exigencia). Para estos señores del PSOE, se llamen Grande-Marlaska o Iceta o incluso Montilla, el president Torra no lo hace lo bastante bien, no hace las condenas con la entonación que quieren... quizás habría tenido que ir a hacer prácticas de convicción, como el "señor X", al cuartel de Intxaurrondo.