Un gol y una asistencia de Neymar clasifican a Brasil para los cuartos de final del Mundial de Rusia y eliminan a México (2-0). Los brasileños siguen creciendo, acumulan sensaciones y asustan a los rivales directos con su mejor partido en el torneo. Las ocho parada del portero Guillermo Ochoa evitan un resultado escandaloso.

Batalla de estilos

Las eliminaciones de Alemania, Argentina y España alertaban a Brasil, que tenía al alcance consolidar su condición de favorito al título. Para seguir con vida en Rusia tenía que superar a la selección mexicana, que encadenaba seis Mundiales cayendo en los octavos de final. Hoy podía ser el punto de inflexión. El partido prometía un choque de pizarras porque los dos equipos están marcados a fuego por sus entrenadores. Y no ha decepcionado a nadie.

Los brasileños, llamados a asumir la iniciativa con la pelota, han visto como los contragolpes de México han estado a punto de herirlos de muerte. Carlos Vela era un dolor de cabeza para el lateral Fagner y Casemiro tenía que bloquear disparos desde la frontal del área. El planteamiento de los mexicanos, valiente y desacomplejado, no ha tenido el premio del gol. Y eso se ha convertido en una losa.

El paso de los minutos desnivelaba la balanza del lado brasileño. Rafa Márquez, novedad en el medio del campo, sufría para detener las carreras de Willian Borges. Con espacio, la pentacampeona del mundo se ha reencontrado con la esencia que lo había enviado a Rusia por la puerta grande. El portero Ochoa ha vuelto a justificar sus números, que lo convierten en el más decisivo de la fase de grupos, para mantener el empate antes del descanso. Todos los disparos han tropezado con sus guantes. Brasil corría el riesgo de desesperarse.

Demasiado talento

Tite, seleccionador brasileño, fía la fortaleza de su equipo a la solidez defensiva porque sabe que los delanteros, tarde o temprano, marcarán diferencias. Ochoa seguía haciendo méritos para conseguir un contrato suculento después del verano cuando Neymar, de menos además, ha caducado el 0-0. En una jugada individual por la banda izquierda, de fuera hacia dentro, el delantero del PSG ha dibujado una diagonal que ha contado con la colaboración de Willian para convertirse en gol. El talento individual por bandera.

México no se resignaba a asumir la derrota, pero todas las ocasiones caían en la misma área. Paulinho, Willian, Philippe Coutinho y compañía seguían haciendo méritos para aumentar la ventaja. Las jugadas siempre desprendían sensación de peligro, pero la falta de acierto acababa dando vida a los mexicanos, entregados más que nunca al contragolpe. No tenían argumentos para proponer nada.

Con espacios, Neymar ha protagonizado su enésimo show. Las acusaciones de exagerado en la previa parecían haber herido su orgullo. Recortes, provocaciones y exageraciones para hacer correr el cronómetro. Un disparo de Vela, que ha obligado a intervenir por primera vez al portero Alisson Becker, ha sido un espejismo. México tenía muchos problemas para inquietar a una defensa que viva muy cómoda.

En los últimos minutos, como ya es tradición en este torneo, los brasileños han hecho más grande la herida. Los mexicanos han pagado la sobreexposición para buscar el empate con el 2-0. Neymar, después de una carrera en solitario, ha regalado el segundo gol a Firmino, que sólo ha tenido que empujar la pelota sobre la misma línea. Punto y final a los octavos de final.

Brasil, hoy de Neymar y no de Coutinho, levanta la voz para erigirse como gran favorito al título.