Por mucho que Toyota se haya distinguido en los últimos años por centrar casi todos sus esfuerzos a nivel de tecnología en lo que se refiere a sus motores, especialmente a los motores híbridos auto recargables que han convertido a la marca japonesa es la más vendida a nivel mundial, hay otras divisiones del fabricante japonés que también están explorando nuevas soluciones tecnológicas para mejorar y aumentar aún más la satisfacción de sus clientes.
Un buen ejemplo de ello es una nueva patente que han creado en Estados Unidos que pasa por un nuevo sistema que permite cambiar el color de los coches sin necesidad de aplicar una nueva capa de pintura o sin necesidad de aplicar vinilos.
No es que sea precisamente ningún secreto que pintar un coche y dejarlo con un color con la misma calidad con el que llega de fábrica no es un proceso ni barato ni rápido, así como el hecho de que los vinilos, si bien es cierto que es un proceso más rápido, acaban siendo de menor calidad que la pintura original del coche.
Es por eso que es la marca japonesa ha decidido estudiar un sistema que, si bien es cierto que se trata tan solo de una patente y que por lo tanto está en fase de desarrollo, puede acabar siendo determinante en el futuro.
La patente de Toyota para cambiar el color del coche
El sistema se basa en unos calefactores instalados en una cabina que calientan la superficie de la pintura. Mientras ello ocurre, un modulador de color se desplaza sobre el vehículo y los laterales emitiendo luz en una frecuencia específica para poder cambiar el color. Eso sí para que este proceso tenga el barniz original de deben haber ablandado o abierto, para así poder mantener una temperatura exacta durante todo el tiempo necesario para proceder al cambio de color.
Uno de los requerimientos para poder hacer uso de este sistema pasa por que se el coche esté pintado de fábrica en blanco y con una pintura que sea propensa a abrir sus moléculas para cambiar las longitudes de onda que reflejan o absorben la luz. Es en el momento en el que se retira el calor de la superficie cuando las mismas moléculas se cierran y es el color cambia.
Falta saber ahora hasta qué punto esta patente y esta idea acabará llegando o no la industria del automóvil, pero es evidente que, como demostró también BMW hace unos años, la idea de poder cambiar el color de los coches sin necesidad de volver a pintar o sin vinilos está cada vez ganando más fuerza.