La estrategia de electrificación de Porsche ha dado un giro inesperado con el anuncio oficial del desarrollo de un nuevo SUV compacto con motor de combustión interna. Este movimiento rectifica la hoja de ruta marcada hasta ahora, en la que el Macan eléctrico se perfilaba como único heredero del modelo lanzado en 2014. El descenso en las ventas de vehículos eléctricos en varios mercados y las nuevas exigencias regulatorias en Europa han forzado a la marca a replantear su calendario de lanzamientos.
El Macan original, uno de los pilares comerciales de Porsche en la última década, dejará de venderse en Europa a partir de 2024 debido a que no cumple con las nuevas normativas de ciberseguridad. Sin embargo, su producción se mantendrá en otros mercados hasta aproximadamente 2026, marcando una transición escalonada hacia el reemplazo definitivo del modelo. En paralelo, el Macan eléctrico —basado en la nueva plataforma PPE— ya está disponible desde 2024 como única opción en el continente europeo, aunque su acogida ha sido más discreta de lo esperado.
En este contexto, Porsche ha confirmado que trabaja en una nueva gama SUV con motores de combustión e híbridos que llegará antes de 2028. Aunque no está claro si utilizará el nombre Macan, la marca ha indicado que el modelo tendrá un diseño propio y diferenciado de la versión eléctrica, con el objetivo de evitar solapamientos dentro de la gama. Esta decisión subraya la voluntad de mantener opciones de propulsión tradicionales mientras el mercado eléctrico termina de consolidarse.
Un nuevo SUV compacto con motor térmico e híbrido
El futuro modelo utilizará la plataforma PPC del grupo Volkswagen, la misma que emplea actualmente el Audi Q5. Esta base técnica permitirá a Porsche incorporar mecánicas de cuatro y seis cilindros, además de versiones híbridas, con el objetivo de ofrecer una gama versátil adaptada a distintos mercados y necesidades. Llama especialmente la atención que, pese al impulso inicial hacia la electrificación total, la marca haya decidido reintroducir mecánicas térmicas para mantener su competitividad en segmentos clave.
Esta decisión no implica una marcha atrás en la estrategia de electrificación de Porsche, sino una corrección de rumbo para responder a una demanda global más diversa de lo previsto. En mercados donde las infraestructuras de carga aún no están plenamente desarrolladas o donde las restricciones medioambientales son menos estrictas, los motores de combustión e híbridos siguen representando una opción preferente para muchos conductores. En este sentido, Porsche busca mantener un equilibrio entre innovación tecnológica y viabilidad comercial.
Lo destacable en este caso es que la marca no ha descartado nuevos desarrollos paralelos en su gama de eléctricos. El Macan EV continuará como una propuesta tecnológica avanzada en Europa, mientras que este nuevo SUV permitirá reforzar la presencia internacional de Porsche en segmentos donde los eléctricos aún no tienen una implantación consolidada. La llegada de este modelo está prevista antes del final de esta década, con una presentación oficial que podría tener lugar entre 2026 y 2027.