Kia ha redefinido su estrategia de electrificación a medio plazo, y lo ha hecho dejando en una posición incierta uno de sus modelos más esperados. La marca surcoreana ha confirmado que no contempla, por el momento, el lanzamiento de vehículos eléctricos más baratos que el futuro EV2, lo que sitúa en entredicho la viabilidad del rumoreado EV1. Esta decisión implica un cambio de rumbo en los planes iniciales que apuntaban a una ofensiva en el segmento de acceso eléctrico, centrada en ofrecer alternativas asequibles para el gran público.
El Kia EV2 se perfila como el modelo de entrada a la gama eléctrica del fabricante, con un precio estimado cercano a los 25.000 euros y un enfoque claramente urbano. Su llegada está prevista para 2026, y supondrá el punto de partida para quienes busquen un vehículo eléctrico compacto sin renunciar a las prestaciones mínimas exigidas hoy en día. Con este modelo, Kia marcará el nuevo límite inferior de su oferta cero emisiones, descartando ir más allá en términos de abaratamiento sin comprometer rentabilidad.
La cancelación, o al menos paralización, del EV1 responde a factores económicos y estratégicos. El coste de producción de un coche eléctrico por debajo del umbral de los 20.000 euros sigue siendo elevado, especialmente cuando se quiere mantener un estándar aceptable en autonomía, conectividad y seguridad. Reducir aún más los precios sin sacrificar contenido se ha convertido en una operación difícilmente viable para muchos fabricantes, y Kia no es una excepción.
Una decisión que redefine el acceso a la gama eléctrica
El modelo que debía llamarse EV1 estaba llamado a ocupar un espacio clave dentro de la gama: un coche urbano de dimensiones contenidas, enfoque práctico y precio reducido, orientado a un público joven o como segundo vehículo para entornos urbanos. Sin embargo, esta propuesta, aunque atractiva desde el punto de vista comercial, no parece justificable en términos de retorno económico. La inversión necesaria para su desarrollo y fabricación, sumada a unos márgenes previsiblemente estrechos, coloca al modelo en una posición poco rentable a corto plazo.
Por otro lado, el nuevo planteamiento permite a Kia centrar sus recursos en el desarrollo de modelos eléctricos con un mejor equilibrio entre coste, calidad y prestaciones. El EV2, en este sentido, representa el nuevo mínimo aceptable para la marca, tanto por autonomía como por dotación tecnológica. No es ningún secreto que Kia prefiere ofrecer productos sólidos, aunque el precio de entrada sea algo más elevado, antes que comprometer su posicionamiento con vehículos de bajo coste que puedan perjudicar su imagen global o su sostenibilidad financiera.
Así, el futuro del EV1 queda relegado a una posibilidad condicionada. Si las condiciones del mercado cambian, y los costes de producción disminuyen lo suficiente, Kia podría reconsiderar su desarrollo. Pero por ahora, el modelo queda fuera de los planes inmediatos. La apuesta se centra en consolidar la posición del EV2 como punto de acceso a una gama eléctrica que busca mantenerse competitiva sin renunciar a la rentabilidad.