Vladímir Putin ha prohibido exportar petróleo ruso a los países que fijen un tope a su precio, después de que Moscú ya hubiera avisado a Bruselas cuando acordó un máximo de 60 dólares por barril. La prohibición ha llegado vía decreto y se aplicará a partir del 1 de febrero del 2023, aunque el Kremlin todavía tiene que decidir cuándo se introducirá el impedimento en la exportación de productos derivados del petróleo — que nunca será antes de febrero. Australia y el G7 se habían sumado a la Unión Europea en el tope en el petróleo ruso, como respuesta a la invasión rusa de Ucrania.

El decreto firmado por el presidente ruso precisa que Rusia incumplirá los suministros de petróleo con destino a personas físicas o jurídicas en aquellos casos con contratos que incluyan mecanismos de fijación de límites al precio "de manera directa o indirecta". "La prohibición se aplicará durante todas las fases del suministro hasta el comprador final", subraya el texto. También se añade que la medida se adopta "por mor de las acciones inamistosas y que se contradicen con la legislación internacional" adoptadas por los Estados Unidos, países extranjeros y otras organizaciones. Esto quiere decir que el objetivo es salvaguardar los intereses nacionales de Rusia. Finalmente, el decreto especifica que Putin se reserva la posibilidad de introducir excepciones mediante una "decisión especial".

La economía rusa seguirá en recesión

Fue la semana pasada cuando Putin tildó el tope de los precios como "un atavismo colonial", a la vez que negó que Rusia fuera a perder dinero. "Están acostumbrados a robar. Pero el mundo ha cambiado y difícilmente lo conseguirán hoy día", advirtió. También avisó que limitar artificialmente los precios puede "destruir" el mercado energético internacional, ya que una reducción de la inversión en el sector puede reducir los suministros y eso provocaría que los precios se dispararan — de manera que pagarían justamente los que quieren introducir estos mecanismos. Antes ya había anunciado que Rusia cortaría el suministro de petróleo en Europa este mismo año.

Siguiendo en la plana económica, Moscú ha pronosticado este martes una contracción máxima del PIB ruso del 1% en el 2023 — año en el cual la economía rusa seguirá en recesión por las sanciones internacionales. Pero Kyiv ha confiado en que el año 2023 sea "el año de la victoria", cosa que económicamente se traduce en una perspectiva de crecimiento del PIB del 3,2% después de la caída precipitada por la guerra. Ya hay países como Francia que se preparan para un plan Marshall en Ucrania.