Los unionistas de la Democratic Unionist Party (DUP) han bloqueado por tercera vez desde las elecciones la formación de gobierno en Irlanda del Norte. Lo hacen, tal como ya habían dicho que harían, para protestar contra el protocolo norirlandés del acuerdo del Brexit, según el cual no se impone ninguna aduana física en la isla irlandesa, sino al mar que los separa de Gran Bretaña. De hecho, el país se vio abocado a los comicios de mayo cuando su primer ministro dimitió, precisamente en protesta por lo que dicen que es un abandono del gobierno de Londres a los británicos de Irlanda del Norte, forzando Boris Johnson a prometer que cambiaría el protocolo unilateralmente, hecho que los ha apartado todavía más de la Unión Europea y pone el Reino Unido en riesgo de ser sancionados. Pero la situación es todavía más complicada, porque en eso se añade el hecho que, por primera vez en la historia, los nacionalistas de Sinn Féin hayan ganado las elecciones, cosa que comporta que les toque a ellos liderar el gobierno, que por el acuerdo de paz tiene que ser pactado y compartido entre los dos partidos más votados.

Sin gobierno

Por tercera vez desde los comicios autonómicos del mayo pasado, la DUP ha rechazado la elección de un nuevo presidente a la Asamblea de Belfast, un proceso que necesita el consenso del bloque unionista y republicano en la cámara, según establecen los acuerdos de paz de 1998, y sin el cual el gobierno no puede funcionar. Este habría sido el primer paso para que la DUP y Sinn Féin presenten después a sus candidatos a los cargos de viceministro y ministro principal, respectivamente, así como el resto de ministros que compondrán al próximo Ejecutivo, que permanece suspendido desde febrero. Para los partidarios de la reunificación de la isla, el veto de la DUP a formar gobierno es una excusa para no aceptar el triunfo de Sinn Féin. Durante el debate celebrado hoy en Stormont, la líder de Sinn Féin, Michelle O'Neill, ha acusado a los unionistas de "boicotear" las instituciones de gobierno e ignorar "el resultado democrático" de las urnas. "Todas vuestras acciones no eliminarán el protocolo, la ley del Gobierno británico destinada a modificarlo [unilateralmente] no podrá con la legislación internacional", ha subrayado la candidata dirigir el gobierno norirlandés.

Ganar tiempo

O'Neill se ha pronunciado así sobre el paquete legislativo diseñado por Londres para romper de manera unilateral partes del Protocolo para Irlanda del Norte acordado con Bruselas, que ya pasó un primer trámite en la Cámara de los Comunes el mes pasado, poco después de que Boris Johnson anunciara su dimisión como primer ministro británico. No obstante, el sustituto de Johnson al frente del Gobierno no se conocerá hasta septiembre, motivo por el cual el DUP quiere esperar todavía mes para conocer la decisión de que tomará al próximo jefe de gobierno británico sobre el polémico protocolo. En este sentido, el líder de la DUP, Jeffrey Donaldson, no ha podido afirmar hoy cuándo dará apoyo a la formación de un Ejecutivo de poder compartido en Irlanda del Norte, aunque se podrían ver forzados a volver a las urnas si se prolonga la parálisis política. "Cuanto antes mejor tengamos una solución para el protocolo, antes podremos restaurar el consenso necesario entre los dos bloques para reactivar las instituciones norirlandesas", ha declarado a la BBC Radio Ulster.

Conflicto por el protocolo del Brexit

La DUP abandonó al Ejecutivo de Belfast el febrero pasado y, desde las elecciones de mayo, se ha negado a entrar en un Gobierno liderado por Sinn Féin hasta que Londres y Bruselas no acuerden una reforma radical del protocolo, o hasta que Downing Street adopte las medidas unilaterales que reclaman. El protocolo en cuestión establece que Irlanda del Norte sigue vinculada al mercado único comunitario para bienes, por lo cual las mercancías que cruzan las dos islas tienen que pasar controles aduaneros para asegurar que la frontera entre las dos Irlandas sigue siendo invisible, tal como obliga el acuerdo de paz del Viernes Santo. No obstante, a la práctica el Brexit ha levantado una frontera comercial en el mar de Irlanda que también es política para la comunidad unionista, porque sostienen que los diferencian del resto de británicos y ponen en peligro su relación con el resto del Reino Unido, y más ahora que los nacionalistas tienen más cerca que nunca el objetivo histórico de reunificar la isla en un solo estado.