Ucrania quiere a su gente de vuelta en casa, pero hay un nuevo problema que hace que el proceso sea mucho más lento o que, incluso, no pueda producirse. Y es que a la complejidad de la guerra se le ha añadido la escasez de cristal. Que no haya suficiente vidrio ni cristales para las ventanas está obstaculizando el retorno de la gente a su casa, reconstruir las viviendas y también repoblar los municipios que han quedado destrozados por los bombardeos rusos.

El pueblo de Shevchenkove, en Járkov, quiere recuperar sus habitantes y toda la actividad de antes de la guerra. Pero hay un problema. Muchos edificios no tienen ventanas y eso dificulta que los ucranianos puedan volver a su casa. Desde los primeros días de guerra, hasta noviembre del año pasado, este municipio y Jersón formaban parte de la línea de frente, destaca el diario británico The Guardian, que constata también el problema del vidrio en las casas.

Al alcalde lo hicieron prisionero y muchos ciudadanos se marcharon como consecuencia directa de los bombardeos. Más tarde, los rusos se retiraron del municipio. Hay unas 11.000 personas, según destaca el rotativo, en la región, pero son 5.000 menos que antes de la guerra. Si antes había 3.200 habitantes, ahora hay 2.200. Para el alcalde, Oleg Pylypenko, ya liberado, no es lo suficiente. Querría recuperar a todos los habitantes.

Edificios sin cristales y el problema para tenerlos de nuevo

El diario destaca que son muchos los que quieren volver, ver cómo ha quedado la casa y tratar de reconstruirla para volver a vivir allí. Pero claro está, para hacerlo tienen que volver y no es fácil. Los edificios mayores, entre ellos el orfanato de la ciudad, podría servir de trampolín para los que vuelven, mientras arreglan su casa, pero tampoco tiene ventanas. Y si las tuvieran, quizás no tardarían mucho a quedarse sin de nuevo.

Ahora, en pleno mes de agosto, una casa sin ventanas no sería el principal problema de un retorno en casa. Pero el invierno está en la esquina y aquí sí que habría más dificultades. En el este de Ucrania y en el sur, hay muchas más casas sin cristales en las ventanas que con ventanas. En este sentido, destaca el The Guardian, un marco y una ventana se puede romper con muchísima facilidad por una explosión o por el sonido de una explosión próxima. Algo que se ha convertido en el pan de cada día en estas regiones. La realidad de Shevchenkove es que uno de cada tres edificios fue destrozado de una manera u otra. Y eso, claro está, quiere decir muchos cristales rotos.

El precio de los materiales de construcción

La guerra ha comportado que el precio de los materiales de construcción se haya disparado una barbaridad, sobre todo también por los precios del coste de la energía. El The Guardian también señala otra problemática y se centra en el terremoto en Turquía, que ha agobiado el suministro en los últimos meses.

Antes, destaca también, había unas 10 fábricas de vidrio por todo el país, pero han ido desapareciendo una detrás de la otra. Ucrania se había convertido en prácticamente independiente de Rusia y Bielorrusia, ya que tenía muchas materias primas. Pero la última fábrica de vidrio en Ucrania, se perdió cuando empezó la invasión a gran escala de Rusia, en febrero del 2022, y estaba situada en Lugansk.

Según destaca el rotativo británico, Ucrania necesita ahora unos 750 millones de metros cuadrados de vidrio por esmaltar.

 

Imagen principal: un autobús con los cristales rotos a Chernihiv, Ucrania / Efe