El retorno de Donald Trump a la Asamblea General de las Naciones Unidas ha sido todo menos conciliador. En lo que tenía que ser un mensaje sobre la cooperación internacional, el presidente de los Estados Unidos ha convertido el atril de la ONU en un escenario para atacar la organización, presumir de supuestos éxitos personales y cargar contra rivales políticos y aliados incómodos. El magnate americano ha insistido en que ha sido él quien ha puesto fin a “siete guerras” en solo ocho meses, y ha lamentado que la ONU ni siquiera “lo haya llamado para darle las gracias”. “Solo me han recibido con un teleprompter estropeado y una escalera rota. Si no fuera porque mi mujer está en buena forma, hoy tendríamos un accidente”, ha ironizado. Para Trump, las Naciones Unidas son un organismo “incapaz de hacer nada más que escribir cartas enérgicas y hablar con palabras vacías”. “Es triste ver que la ONU no consigue tener un papel importante. Por eso he venido yo, a hacer el trabajo que ellos no hacen”, ha dicho ante una sala fría y prácticamente sin aplausos.
El reconocimiento del Estado de Palestina
El presidente estadounidense ha cargado con dureza contra todos los países que están reconociendo el Estado palestino, lo que ha calificado de “premio demasiado grande por los terroristas de Hamás”. Ha repetido que “reconocer a Palestina es recompensar a Hamás y las atrocidades del 7 de octubre” y ha exigido un alto el fuego inmediato. Según él, Hamás “no ha aceptado ninguna de mis ofertas”. Trump ha enviado una advertencia a todos los 157 países que dan reconocimiento oficial a Palestina: “En lugar de ceder a las demandas de Hamás, los países que desea la paz debería unirse con un solo mensaje: ¡liberad a los rehenes ahora!'"
Fiel a su estilo, Trump ha aprovechado el foro internacional para atacar a su predecesor Joe Biden, al que acusa de haber dejado un “país desastroso”. En contraposición, ha vuelto a presentar a Estados Unidos bajo su presidencia como “el país más sexy del mundo”, con “la economía más fuerte, las fronteras más seguras y el ejército más poderoso del planeta”. También ha presumido de haber conseguido inversiones extranjeras multimillonarias y de forzar a los aliados de la OTAN a aumentar su gasto militar, “lo que nadie antes había conseguido”.
Críticas a Europa y a la inmigración
Europa tampoco se ha escapado de sus críticas. Trump ha advertido a los líderes del continente que “sus países se van a la mierda por la inmigración ilegal”, acusándoles de permitir la entrada de delincuentes y traficantes. “Europa está en serios problemas. Ha sido invadida por una fuerza de inmigrantes ilegales como el mundo nunca ha visto y, como eligen ser políticamente correctos, no hacen absolutamente nada al respecto. No es sostenible, no podéis hacerlo, no podéis permitir esto”, ha dicho con contundencia el magnate americano. Trump también ha aprovechado para exigir a la Unión Europea que deje de inmediato comprar energía a Rusia y ha recordado que planea negociar nuevos aranceles comerciales.
La guerra de Ucrania y Rusia: “Pensaba que sería más fácil”
Trump ha asegurado que pensaba que sería más fácil resolver fácilmente la guerra de Ucrania por su “relación con Putin, que siempre había sido buena”, pero ha reconocido que el conflicto se ha alargado más de lo que él esperaba. Sin embargo, ha insistido en que la clave es “estrangular la compra de petróleo ruso, especialmente por parte de China e India, que son los principales financiadores de la guerra de Ucrania”. Por último, para cerrar el breve bloque dedicado al conflicto entre Rusia y Ucrania, ha advertido a Putin de que si no llegan a un acuerdo para poner fin a la guerra, EE. UU. “impondrá aranceles poderosos para detenerla”.
El discurso, que superó los veinte minutos, ha dejado una sala casi en silencio y sin aplausos, con la única excepción de su delegación, la estadounidense, y la israelí cuando Trump ha mencionado a los rehenes en Gaza. Sin apoyo visible entre los delegados, el presidente ha compensado con frases grandilocuentes y un tono de mitin electoral, incluso ironizando con el Premio Nobel de la Paz: “Dicen que yo debería ganarle, pero mi verdadero premio son los niños y niñas que ya no mueren en guerras sin fin”.