Los monarcas que asistieron al funeral de Estado de Elisabet II, probablemente el más importante del siglo y uno de los acontecimientos de la década, se marcharon, seguramente, con la misma pregunta: "Cuando me muera yo, me harán lo mismo"?. Ante la familia real británica, al otro lado del féretro de la Reina, estaban los jefes de las monarquías europeas, desde Margarita de Dinamarca, la única mujer soberana de esta generación que todavía está viva después de la muerte de Isabel II, a los reyes de Bélgica, pero seguramente el entierro que más dudas genera es el de Juan Carlos I, el emérito, que dos años después sigue viviendo en Abu Dhabi, donde huyó por sus problemas con la justicia. Las preguntas que planean sobre las ceremonias para despedirlo cuándo se muera ya están resueltas por Zarzuela y la Moncloa, que tienen más que claro que lo mejor es que Juan Carlos muera el extranjero, sea repatriado y una vez en Madrid se le entierre tras un funeral de Estado.

Acuerdo entre Pedro Sánchez y Felipe VI

Según publica OK DIARIO, el acuerdo entre Casa Real y el Gobierno se remonta hasta mayo de 2022, cuando el rey emérito volvía a estar en boca de todos ante su retorno a España, cuando se trasladó directamente de los Emiratos Árabes a Galicia, para participar en las regatas de Sanxenxo y antes de volver pasó por Zarzuela donde se reunió por primera vez en casi dos años con su hijo Felipe VI y las reinas Sofía, que tenía covid, y Letizia. En este contexto, Sánchez y Felipe valoraron que supondría que Juan Carlos I muriera lejos del Estado. Según este medio, de ideología de ultraderecha, el presidente del Gobierno acabó convenciendo al monarca de que era mejor que Juan Carlos pasos sus últimos días lejos de España y que sus restos fueran trasladados con un avión oficial. Al llegar, se le haría un funeral de Estado, como su padre Juan de Borbón, que nunca llegó a reinar.

El funeral de estado, un mal menor

Felipe VI aceptó este planteamiento sin reproches, ya que tanto él como su equipo entienden que también es mejor eso que un nuevo escándalo del rey emérito entrante y saliente del Estado, mientras su procedimiento continúa abierto al Reino Unido. Cuando se reunieron padre e hijo en la visita de Juan Carlos a España el pasado mes de mayo, el encuentro fue tenso y largo, y Felipe ha acabado aceptando que si muere en el extranjero, los monárquicos se podrían enfadar por una supuesta deshonra a quien fue el jefe de estado durante casi 40 años, pero sus críticas quedarían resueltas con un funeral con todos los honores, como el que se plantean.