Rusia y Ucrania han reanudado este miércoles las negociaciones en Estambul en un intento —el tercero— de desencallar un posible acuerdo de paz, nada más diez días después de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, advirtiera con imponer nuevas sanciones al Kremlin si no se registraban avances concretos en un plazo de 50 días. El encuentro, que ha tenido lugar en la ciudad turca, se ha desarrollado con una brevedad inesperada: según la televisión pública ucraniana, la reunión ha durado solo 40 minutos y ha concluido sin ningún acuerdo que dé pie a una continuación inmediata del diálogo. A pesar de eso, una fuente oficial citada para la agencia estatal rusa TASS ha asegurado que el principal resultado ha sido un acuerdo para facilitar un intercambio de militares y civiles. Una vez se hayan implementado estos acuerdos, se valorará la convocatoria de una nueva ronda negociadora, según la misma fuente.

El encuentro se ha producido en un contexto marcado por el escepticismo, con las dos partes anticipando un escaso margen de maniobra antes incluso de sentarse en la mesa de negociación. Tanto Kyiv como Moscú admitieron públicamente que no esperaban avances significativos, y que las expectativas estaban centradas en cuestiones concretas más que en un acuerdo de gran alcance. Por parte ucraniana, las prioridades han estado claras: negociar nuevos intercambios de cautivos y reclamar el retorno de los niños ucranianos trasladados a territorio ruso, una cuestión que sigue generando tensión y que Ucrania considera una violación flagrante del derecho internacional.

La sesión ha sido inaugurada con una breve intervención del ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, que ha ejercido de anfitrión del encuentro y ha querido destacar el papel de Turquía como facilitador diplomático entre las dos partes. En una declaración transmitida en directo por la cadena pública TRT, Fidan ha reafirmado el compromiso de Ankara con una resolución pacífica del conflicto, asegurando que "nuestro objetivo final es un alto el fuego que construya el camino hacia la paz". La cabeza de la diplomacia turca ha subrayado que la infraestructura para un mecanismo de supervisión de un alto el fuego existe, y ha remarcado que los encuentros celebrados en Estambul "han mostrado que la diplomacia es más efectiva que los combates".

La reunión, celebrada en el palacio otomano de Çiragan en Estambul, ha sido la tercera ronda de contactos entre Rusia y Ucrania desde el inicio del año y ha reunido delegaciones encabezadas por el asesor presidencial ruso, Vladímir Medinski, y por el secretario del Consejo de Seguridad Nacional ucraniano, Rustem Umérov. El encuentro ha empezado con más de una hora y media de retraso, iniciándose finalmente hacia las 17:40. A pesar de la aparente voluntad de mantener abierto el canal de diálogo, no se preveían avances sustanciales, ya que la agenda solo incluía los memorándums de paz que ambas partes ya habían puesto sobre la mesa en la sesión anterior del 2 de junio. Mientras tanto, Moscú mantiene su negativa a aceptar un alto el fuego, mientras intensifica su ofensiva militar en el norte de Ucrania y a la región del Dombás.

El día de la marmota

Las posiciones de partida entre ambas delegaciones siguen siendo diametralmente opuestas. Rusia ha vuelto a insistir en el reconocimiento formal de la anexión de Crimea y de las regiones ocupadas del este y sur de Ucrania, así como en la exigencia que Kyiv reduzca su capacidad militar y renuncie a integrarse en alianzas internacionales como la OTAN. Ucrania, sin embargo, ha rechazado de lleno estas condiciones, y mantiene como requisito innegociable el fin inmediato de los ataques como paso previo para cualquier diálogo sustancial. Además, la parte ucraniana reclama garantías de seguridad internacionales vinculantes para asegurarse que cualquier eventual acuerdo tenga continuidad y protección efectiva ante futuras agresiones. Estas exigencias atraviesan líneas rojas para las dos partes y dificultan la apertura de un verdadero proceso negociador con perspectivas de progreso real.